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Limpié mi boca con la servilleta que se encontraba a un lado de mi plato. Debía admitir que la cena tenía buena pinta y buen sabor, a pesar de haber sido obligada a comer por el imbécil que me tiene secuestrada. Al principio me asustaba pensar que la comida podría tener algo, sin embargo, después de pensarlo un poco más, creo que ese sería el mejor final para mi. 

Recogió todo y lo llevó a la cocina. No pensaba ayudarlo, solo lavaba los platos en mi casa y aquí era una víctima. Además del dolor que tenía en mi pierna en la parte baja por un rasguño que me habré hecho al caer en el bosque.

-¿Quieres ver una película antes de dormir?- Lo observé incrédula. Cada estupidez que salía de su boca era peor que la anterior. Y me enojaba aún mas que lo dijera con esa estúpida sonrisa. Todo en él era estúpido.

-No, gracias. Estaré en la cama de arriba esperando a que la muerte pase por mi- Planeaba subir realmente hasta que algo me detuvo; su risa. ¡Se estaba burlando de mi!- ¡¿Te estás burlando de mi, imbécil?! ¿Qué carajo es lo que te causa gracia? ¿Mi situación?

Él intentaba hablar pero la risa no lo dejaba. En serio estaba mal de la cabeza, por Dios. Estuvo unos segundos más de esa forma hasta que al final logró calmarse un poco y comenzó a hablar.

-Me causa gracia ver como te enfadas y me insultas. Cualquiera que te viera pensaría que eres un ángel, yo lo hice, pero me atrevo a decir que me equivoqué; lo admito.

-¿Qué mierda quieres de mi?- Susurré desesperada. No entendía como podía bromear- Por favor, libérame...

Él solo se quedó observándome y ladeó la cabeza mientras me sonreía con ¿ternura?

-Vamos a ver una película. Ve a elegir la que gustes, iré a preparar palomitas- Y así mismo se fue. Mi cara debía estar roja del cólera, me sentía tan impotente. Decidí no discutir más y fui a la sala, con suerte conseguía algo con lo que defenderme. 

Veía la pila de películas que tenía... Ahora que lo pienso, ¿cuál es su nombre? Bueno, debería averiguarlo para testificar contra él si salgo viva de aquí. Mientras tanto le pondré yo un nombre.

¿Pablo? No, muy aburrido para él.

¿Samuel? Muy común.

¿Basura? ¡Basura! Así mismo, como el ex.

-¿No te decides por una?- Su voz me hizo sobresaltar. La basura ya estaba aquí.

-Tienes muchas- Tomé una al azar y se la entregué-. Esta.

Observó el CD que le dejé y sonrió complacido, levantó su mirada dirigiéndola a mi por unos segundos. Era una basura con lindos ojos pero eso no quitaba que siguiera siendo eso, una puta basura-. ¿Te gusta?

-¿Perdona?- Dije sin saber a que se refería.

-Beetlejuice- Me enseñó la portada mientras él colocaba el CD en el aparato ubicado debajo del gran televisor. Era extraño que aún tuviera reproductores de CD's.

- No la he visto- Hablaba de forma robótica. Tal vez mi cuerpo se comenzaba a adaptar a la resignación en él, y eso no me gustaba.

Su rostro reflejó la sorpresa y se acercó a mi a paso tan rápido que me hizo retroceder, me ponía nerviosa. Al momento en el que sus brazos rodearon mis piernas y me cargaron en su hombro, grité sin ningún impedimento hasta que sentí como era arrojada a una superficie blanda y luego se separó de mi, lo noté sentado a mi lado. Abrí los ojos y nos vi en el mueble.

-Yo soy quien debió de gritar, me parece una ofensa que no hayas visto esa película- Dio play a la pantalla sin importarle que yo lo observaba nerviosa por su reacción de hace segundos. 

Y así pasó la hora y algo más de la película. La había disfrutado poco, si me gustó pero no dejaba de ver a la basura junto a mí por si hacía algún movimiento para dañarme. No sabía si eran los nervios, el miedo o que, pero me encontraba sudando y me sentía un poco mal. Tal vez si había puesto algo en mi comida.

Intenté levantarme torpemente recibiendo un mareo, continué caminando hasta que una mano me tomó por el brazo deteniéndome. Volteé de forma lenta para observarlo.

-¿Jae?- De mi boca no salían palabras- ¿Qué ocurre, preciosa? Estás ardiendo y no como quisiera.

-No te hagas el imbécil- Murmuré con la boca seca-. Esto es tu culpa. Tengo...

Me dieron arcadas y él me tomó rápidamente en brazos subiendo las escaleras conmigo. Me dejó en el baño donde caí de rodillas vomitando la cena. Sentí sus manos recoger mi cabello y como mis lágrimas salían debido a la fuerza que hacía al vomitar.

Al terminar, tiré de la cadena y me senté en el borde de la bañera empotrada. Me tendió un vaso con agua del grifo para enjuagarme, lo tomé con mis manos temblorosas, metí un poco de agua en mi boca moviéndola de un lado a otro en ella.

Y se la escupí.

Arrojé hacia él el agua del vaso, incluyendo dicho vaso, y comencé a llorar. 

Llorar porque no sé que mierda será de mi, porque estoy con alguien mentalmente inestable, porque poco a poco me está matando, porque me siento asquerosamente mal y extraño a mi madre.

-Mátame o déjame ir- Susurré con la mirada fija en el piso.

-¿Qué?- Preguntó entre dientes.

Subí mis ojos a los suyos, estaba furioso, pero yo también. 

-¡Mátame o déjame ir!- Me levanté y lo empujé sin fuerzas, sus manos tomaron las mías pegándome a él- ¡¿Qué coño te hice?! ¿Estás jodidamente loco y tengo que aguantarlo yo? ¡Me niego, joder! ¡Suéltame!

En lugar de hacerme caso y soltarme, volvió a tomarme en brazos y nos metió a ambos en la bañera con la ropa puesta, la cual comenzó a empaparse. Yo no podía dejar de llorar e incluso me costaba respirar, sin embargo, él comenzó a darme caricias a lo largo de la espalda. Se recostó en la bañera y me dejó a mi entre sus brazos, recostada en su pecho. Lo golpeé en él tantas veces como pude antes de caer dormida.

No sabía en que comenzaba a meterme.

Maldita sea.

Soy Estocolmo. +18 [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora