No podía caer en la desesperación. Apenas había pasado mes y medio y sabía que la cosas que había visto y vivido gracias a Kian, no eran ni la mitad de lo que en realidad tendría que vivir al seguir aquí.
He sido estúpida al dejar que mis sentimientos hablen por mi, en lugar de pensar y actuar con la cabeza fría.
Desperté con la cabeza de Kian sobre mi pecho. Luego de terminar con el baño y vestirnos ya era de noche, él y Mikail se deshicieron del cuerpo del oficial, no quise saber como, me pidió dormir a su lado y creo que está de más decir cual fue mi respuesta.
Pero realmente solo dormí como 2 horas y el resto de la noche estuve refrescando mis ideas hasta llegar a un plan para poder salir de aquí.
Por desgracia, lo más sensato que se me ocurrió, tomando en cuenta que Kian podría matarme si lo enfrentaba de forma física, fue jugar con los sentimientos que decía tener por mi; con su confianza. Aunque suene cliché y muy bajo. Una parte de mi se niega a herir sus sentimientos, incluso siendo un jodido asesino, pero no había otra forma.
Pasé mis uñas desde su cabello, pasando por su nuca y bajando hacia su espalda, para luego regresar y hacerlo de nuevo, varias veces, casi por inercia. Era un intento de caricia reconfortante, claramente falsa, pero esperaba que igual de efectiva. Aunque no negaba que me gustaba sentir su pelo suave. Me detuve cuando lo sentí removerse.
-No te detengas, por favor- Habló con la voz ronca y subió su rostro para verme.
-Quiero ir a hacer el desayuno, anoche no cenamos- Dije viéndolo a los ojos.
Sin embargo, Kian no se movió. Se mantuvo con sus ojos sobre los míos, parecía analizarme. Intenté mantener mi rostro neutral y seguí pasando mis manos por su pelo suavemente. Él no era feo, absolutamente no, pero el verdadero sacrificio era saber lo que hacía y lo que era y aún así no asquearme.
En serio odiaba la manera en la que mi cuerpo respondía a él sabiendo lo que había hecho frente a mis ojos, sabiendo que no se arrepentía y que no sería lo único que haría.
¿Cuánta sangre habrá en estas manos que acarician mi rostro justo ahora?
¿Cuánta sangre habrá salpicado estos labios que me besaron con ansías?
Pero más importante, ¿cuánta sangre más nos llenará a ambos de ahora en adelante?
-¿A dónde fuiste?- Preguntó haciéndome salir del trance en el que estaba. Suspiré, tenía que intentarlo de nuevo.
-Prometiste decirme qué fue lo que te ocurrió hace días- Su expresión de torno seria, casi sombría, aún así no despegó sus ojos de los míos. No sabría si sería un puto psicópata de palabra pero al menos tenía que probar, no podía quedarme así-. Lo prometiste, Kian. Yo cumplí con mi palabra esa noche, me lo debes.
-Claro, por eso lo hiciste. De eso se trata- Se alejó de mi cuerpo y se sentó en la cama dándome la espalda. Bufé resignada porque sabía que se iría y me dejaría aún con la curiosidad-. Mis padres eran un matrimonio normal...
-Define normal- Lo interrumpí antes de poder evitarlo y quise golpearme la frente por ser tan estúpida.
-Eran dos personas que se amaban con locura- Continuó como si nada, agradecí eso, aunque recibí una mirada de reproche de su parte-, papá era el carnicero del pueblo. En ese entonces ya estaba casado con mamá y ambos llevaban una vida cómoda. Sin embargo, por ese mismo motivo una noche que salía del trabajo con mi madre intentaron asaltarlo, los ladrones eran tres imbéciles menores de 18 años que iban borrachos. A él realmente no le importaba lo material así que no puso resistencia, pero ellos hirieron a mi madre...
Lo oí tomar una respiración, parecía tratar de calmarse y pude ver sus manos temblar levemente.
>>Casi abusan de ella de no ser porque mi padre mató a uno de ellos e iba por los otros. Él no era un asesino, Jaerys. Era un hombre noble y querido por todos los que lo conocían, aún así ellos lo impulsaron a hacerlo. Los imbéciles que quedaban le hicieron un daño irreparable.
Estaba tan ensimismado en lo que me contaba que no se dio cuenta cuando me acerqué a él hasta que tomé su mano, giró su rostro y me observó directo a los ojos. Los suyos estaban un poco empañados.
-Ellos le quemaron el rostro. Vaciaron una botella de ron en su rostro mientras se encontraba malherido y lo prendieron fuego. Se fueron dejándolos tirados como si no valieran nada- Me había quedado sin habla. Él temblaba como nunca así que lo rodeé por la espalda, pegándolo a mi pecho mientras se aferraba a mis brazos-. Un vecino iba pasando por allí y fue quien los ayudó, sin embargo, todos lo repudiaron al ver su rostro quemado, además del hombro y el brazo izquierdo. Se rehusaron a comprar en su carnicería y los niños se espantaban al verlo.
>> Se vinieron a esta cabaña. Mi madre estaba embarazada de mi y no querían que nada de lo que los malnacidos hacían o decían allá afectara su embarazo.
-¿Tu madre estaba embarazada cuando ocurrió todo?
-Lo estaba, por culpa de eso casi tiene un aborto- Mi corazón se agrietó un poco. Kian aflojó un poco su agarre, solo un poco-. ¿Y sabes qué es en lo que más pienso cuando recuerdo toda mi infancia con ellos?- Lo observé con atención dándole a entender que prosiguiera- En que realmente quiero un amor como el de ellos. Todos se horrorizaron al ver el rostro de mi padre quemado, pero mamá siempre se mantuvo a su lado, le realizaba las curas, lo llenaba de besos y caricias y cada vez que lo observaba había una mirada de amor en ella.
Tragué saliva al sentir como acariciaba mi mejilla con su mano y me miraba esperanzado.
-¿Qué ocurrió con los chicos que lograron escapar?- Su mirada se ensombreció rápidamente pero en sus labios se formó una sonrisa macabra.
-Tienen el destino más cerca de lo que creen.
Temblé de forma casi imperceptible al oír su forma de decirlo, sin ningún titubeo. Pero también temblé al darme cuenta de que no me parecía tan malo que los matara, no a ellos. No sabía si se debía a que me ponía en los zapatos de una víctima o a que su locura se me estaba contagiando. Eran delincuentes, casi violadores y casi asesinos; eso sin saber si ya habrían cometido esos delitos.
Tal vez solo era yo justificando mis pensamientos.
-Kian...- Susurré sin saber exactamente que decir- De haberte conocido de otra forma no dudes que habrías llamado totalmente mi atención. Pero no puedes esperar tener un amor como el de tus padres cuando tus métodos no son los mejores.
Algo en mi realmente quería hacerlo entrar en razón y que me dejara ir por su cuenta.
-Jaerys, por favor...
Odiaba ser tan débil con él, en serio lo odiaba. Negué intentando convencerme más a mi que a él mientras acercaba sus labios a los míos. Aún así, no hubo fuerza que pudiera con ninguno cuando me besó. Me despegué un poco girando levemente el rostro, ambos nos encontrábamos respirando algo fuerte, pero su boca hizo un camino de besos desde mi mejilla hacia mis labios.
Sus manos se aferraron a mi nuca, besándome con hambre. Sin poder resistir más, seguí su beso enredando mis dedos en su pelo.
Que imbéciles éramos...
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Soy Estocolmo. +18 [EN PROCESO]
Misteri / ThrillerSíndrome de Estocolmo. Síndrome de Lima. "Tal vez nunca fui yo el blanco y él el negro. Tal vez nunca hubo blanco en mí. Tal vez siempre fui gris en busca de más oscuridad." #1 en Sádico (07-09-2021) #1 en Síndrome (21-07-2023)