17.

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-Vamos, me toca a mi darte una ducha y asearte- Mis alertas se activaron. Abrí la boca para negarme pero se adelantó-. Solo voy a ducharte, no pienso tocar de más sin que me lo pidas.

No dije nada más. Seguía cansada de la situación de mierda que había ocurrido y me sentía como un zombie. Quería dejarme llevar por el viento, todo para no tener que hacer esfuerzo de más.

El agotamiento mental era más poderoso que el físico.

Me llevó de la mano guiándome al baño y me sentó en el váter mientras comenzaba a llenar la bañera. 

-Desnúdate hasta donde te sientas cómoda- Dijo de espaldas a mi, vertiendo aceites y sales al agua mientras me quitaba la camisa, quedando en sujetador. Odiaba dormir con él pero no podría ser de otra forma viviendo con Kian-. Esto me parece irónico. Tú me has bañado a mi, me has limpiado la sangre, y ahora te devuelvo el favor.

-La diferencia es que en ambos casos la sangre que se ha limpiado ha sido de tus víctimas- Hablé sin poder ni querer retenerlo. Lo observé de reojo esperando su reacción.

Suspiró y sacudió el agua de sus manos, caminó hasta mi y no pude evitar observar cada movimiento, más aún cuando lo tuve de pie en frente. Dejó un beso en mi frente y me puso de pie, ayudándome a quitar mi pantalón de pijama. Se arrodilló y me apoyé en sus hombros para no perder el equilibrio mientras sacaba las piernas de una en una.

Sus ojos recorrieron mi cuerpo de forma hambrienta... y se sintió bien. Me sentí deseada y poderosa y me encantó el cosquilleo que paseaba por mi cuerpo.

Me tendió su mano para dirigirme a la bañera, sin embargo, decidí ignorarla y caminar por mí misma. Metí un pie y me impulsé suavemente para meter el otro.

El problema era que mi orgullo no contaba con el suelo resbaladizo y mi tembloroso cuerpo. Resbalé estúpidamente y estaba segura de que hubiese supuesto un horrible golpe en mi cabeza, de no ser por las manos de Kian sosteniéndome. 

Logró estabilizarme y mantuvo su agarre firme en mi cintura. 

Que irónico; el inestable mental me estabilizó.

-Deja tu orgullo a un lado por ahora y permíteme cuidar de ti, Jaerys- Un escalofrío recorrió mi cuerpo al oír mi nombre salir de sus labios. 

-Kian...- 

-Déjame cuidarte- Susurró. No tuve tiempo de responder, Kian me ayudó a sentarme lentamente en la bañera, sin despegar los ojos de mi, así como yo tampoco de él. 

Giré mi rostro cuando lo sentí acercarse.

Creí que se dispondría a asearme, pero como siempre pasa: Kian nunca hace lo que el resto cree que hará.

Lentamente sumergió un pie en la bañera y luego el otro, ubicándose a mi espalda bajo mi confusa mirada.

-¿Qué mierda crees que haces?- Hablé alejándome un poco.

-Shhh... en este hogar no decimos malas palabras- Habló con sorna y rodé los ojos sin poder evitarlo. Me tensé al sentirlo sentarse a mi espalda, ubicándome entre sus piernas. Colocó sus manos en mis hombros-. Relájate, preciosa.

Empezó a pasar la esponja con jabón por mi cuerpo. Se tomó su tiempo para recorrerme y asearme mientras yo intentaba no sobre pensar las cosas.

Comenzó a hacerme un delicado masaje en los hombros y sin poder evitarlo solté una risa. Odiaba los masajes, nunca me habían relajado, solo me daban cosquillas y él acababa de presenciarlo. 

-Vaya, ¿qué tenemos aquí?- Dijo con una leve risa y sentí el cuerpo de ambos relajarse mientras yo intentaba retener mi leve carcajada. 

-Nunca me han gustado los masajes, suelo tener muchas cosquillas y eso evita que me relajen- Dije de forma natural, como si fuera una conversación con una persona cualquiera.

En ese momento me di cuenta de algo importante: nuestra posición. Mi espalda estaba totalmente recostada en su pecho mientras su brazo derecho me rodeaba por encima de mis pechos y su manos izquierda acariciaba mi pelo suavemente.  

Nos quedamos en total silencio mientras mis manos se movían por el agua haciendo un sonido pacífico. Y aunque me encontraba contrariada por dentro, por fuera sentía que no podía estar más relajada. Sintiendo su oscuro y sádico corazón latiendo con calma, demostrándome que él estaba igual que yo.

-¿Te gusto?

Su pregunta me tomó por sorpresa, dejándome con la mente en blanco. Me quedé totalmente congelada.

-¿Te habría gustado de habernos conocido en otras circunstancias?

-¿Le dices simplemente una "circunstancia" a que me hayas secuestrado?- Comencé a alterarme, me levanté de su pecho y su mano me devolvió mientras intentaba calmarme.

-No me refiero a eso- Dejó un beso en mi cabeza que me hizo retener la respiración-. No respondiste mi pregunta.

Me quedé estática. En mi mente ese método era efectivo en el arte de la evasión, en la realidad no tanto.

-¿Te habrías enamorado de mi?- Entonces pensé.

Pensé en las cosas que habían pasado e intenté hacer a un lado las malas, al menos momentáneamente. Las noches de película, las de lectura, su trato coqueto y las sonrisas, los besos y toqueteos de hoy, el desayuno, como me cuidó los primeros días.

Entonces fui sincera.

-Si, Kian- Giré mi rostro hacia el suyo-. Me habría enamorado de ti... sin embargo, las "circunstancias" son las que son.

-¿Y qué pasa si después de enamorarte de mi, te enteras de lo que soy? De lo que hago...

Lo miré fijamente a los ojos y abrí mi boca para responder, e inmediatamente la cerré al darme cuenta de que no tenía nada que decir. Realmente no tenía respuesta.

Giré mi rostro de nuevo hacia el frente y volví a la posición en la que Kian me había dejado. 

-Debería traer una radio, sería más romántico.

-Esto no es un baño de parejita- Dije intentando bajarlo de la nube.

-Pues, nos estamos dando un baño y somos dos personas, es decir, una pareja- Rodé los ojos y resoplé con fuerza-. Además, quiero música.

-Canta si quieres pero no traerás una radio, es peligroso y este es el baño de mi habitación así que decido yo- Su sonido en respuesta fue el de una risa reprimida.

Creí que se daría por vencido, así que me relajé y cerré los ojos tomando fuerzas, dispuesta a dar fin a este momento. 

Pero algo me detuvo: su voz...

-Go easy on me, baby, I was still a child...

Sentí su pecho vibrar contra mi espalda. Su voz era preciosa, pero el sentimiento oculto en ella era doloroso. Mis ojos volvían a estar llorosos.

-Didn't get the chance to feel the world around me.

Una lágrima corrió por mi mejilla y mi labio inferior no dejaba de temblar. Me encontraba sensible. Quería abrazarlo pero sabía que no se lo merecía.

Un momento de debilidad no lo hace buena persona.

Un momento de debilidad no lo hace buena persona.

Un momento de debilidad no lo hace bue...

-I had no time to choose what I chose to do. So go easy on me...

Un jadeo lastimero salió de mis labios y me aferré a él, me aferré fuerte a su brazo. No sabía lo que había pasado con él o en su vida, pero se sentía el abandono y el dolor, tal cual como lo sentí yo cuando, en la que solía llamar casa, no me quisieron de vuelta.

Aún estando encerrada en mis pensamientos, pude escuchar su susurro.

-Voy a hacer que me ames como ella no pudo hacerlo, voy a lograr sentirme amado.

Un momento de debilidad no lo hace buena persona.

Soy Estocolmo. +18 [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora