Capitulo 49

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Acabo de servir el desayuno para los cuatro; las cosas de la vida, Diego, mi mejor amiga, Manuel y yo reunidos los cuatro comiendo en la misma mesa, ahora entiendo que el destino siempre unirá a las personas cercanas de cada quien y eso en serio me hace un poco feliz. Carolina ha sido mi mejor amiga durante mucho tiempo y Diego también lo ha sido de Manuel aunque no es mucho lo que interactúo con el, pero aquí estamos, mirándonos a las caras y comiendo juntos en la misma mesa observándonos los unos a los otros

Manuel ha estado de terco casi todo el tiempo, quiere permanecer parado y haciendo cosas que no debe hacer y mas por la gravedad de la situación en la que se encuentra. No quiero que se lastime y sufra consecuencias que lo lleven al borde de su vida, quiero cuidarlo y ver que se recupere, pero es una lastima que su necedad no lo deje

—escuche gritos anoche—me sobresalto ante la voz ronca de Manuel

—ve y acuéstate—me cruzo de brazos encarándolo y el me mira con malicia

—lo haré si tu te acuestas conmigo—un escalofrío recorre todo mi cuerpo al escuchar ese tono de voz tan seductor para mi gusto

—bien, solo un ratico—relamo mis labios y no puedo evitar morderme el labio inferior

Últimamente mis hormonas piden a gritos que las libere de aquel sufrimiento y yo por otro lado quiero estar con el, sentirlo dentro de mi y saciar la lujuria que llevo dentro. Anhelaría poder sentir sus manos cálidas estrechando mis caderas mientras ambos nos miramos a los ojos con total deseo y sentimientos del momento. Deseo llenarme con cada beso de sus carnosos y a su vez provocativos labios, teñirnos de esa capa de sudor que emana nuestro cuerpo por lo ardientes que nos sentimos ambos y viéndonos a los ojos mientras el clímax nos recorre el cuerpo dado el momento que nuestros latidos se sienten mas unidos y liberan la pasión que en ellos surge con cada movimiento de nuestros cuerpos desnudos y tibios

Su mirada se clava en la mía y se que el siente el mismo deseo, puesto que sus preciosos ojos verdes lo ponen en evidencia ante esa mirada lujuriosa y tentadora para mi. Me acerco a paso ligero para sujetarme de su cuello y unir nuestros labios en un beso desenfrenado y a la vez tierno, quiero mas que solo sentir nuestras ropas, estas nos separan de lo que de verdad queremos y lo mas triste es que así debe permanecer durante un tiempo

Naufragamos en aquel beso cálido que nos transmite emociones sin explicación alguna; sus labios saben como el café dulce y delicioso en la mañana, es placentero tan sólo discernir que en un beso ambos sepamos que pertenecemos el uno al otro y ante cualquier futuro ya sea uno malo o uno bueno, entendemos que no podemos separarnos por mas agraviado que sea nuestro destino con el paso del tiempo

—creo que no debemos engañarnos de momento—interrumpo aquel beso con desdicha profunda

—¿de que hablas?—rosa mis labios con los suyos pidiendo mas

—hay que esperar a que te recuperes, no quiero que te vayas a lastimar por mi culpa—le doy un beso corto, el cual me devuelve

—soy muy fuerte y con tal de estar contigo no me importa en lo mas mínimo si tengo que volver a ese maldito hospital, solo déjame estar contigo por que se que  lo deseas tanto como yo lo deseo en estos precisos momentos

—primero que todo, ese maldito hospital te salvo la vida y segundo ya te dije que no, si tu no te quieres cuidar, pues yo si te cuidare así no te agrade en lo mas mínimo, ahora bien si no quieres que te siga riñendo, pórtate bien y hazme caso señor Manuel Hidalgo—rueda los ojos con una sonrisa divertida

—para ser tan pequeña eres muy mandona ¿no crees?—me burlo

—tengo mas poder que tu, para que lo tengas bien presente—lo amenazo con el dedo y me abraza aproximando mi cuerpo mas a el

Tu haces que Me Enamore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora