Capitulo 53

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*4 años después*

Me bajo de la camioneta con mi bolso de mano, los guardaespaldas me acompañan hasta la entrada del edificio y el resto lo hago yo sola

Al entrar todos se me quedan mirando muy nerviosos y a la vez con admiración, en especial los hombres, no quitan su mirada de mi

Llevo un vestido blanco con manga corta y escote en V, es ceñido a mi cintura y la falda holgada un poco corta, desvelando gran parte de mis piernas. También me acompañan unos tacones negros cerrados solo en las puntas y mi bolso de mano negro

Luzco mi cabello suelto con hondas perfectas que bajan hasta la mitad de mi cintura y también con un maquillaje prudente en mi rostro

Me acerco a la recepción y la mujer encargada me sonríe un poco nerviosa

—buenos dias señorita Natalie—habla en su distinguido francés

—buenos días Abril ¿Ya llegaron los de la junta? Tenemos una reunión a las 8—miro mi reloj—en 10 minutos, digo

—si señorita Natalie, ellos la están esperando

—gracias Abril, que tengas lindo día

—igualmente para usted señorita—asiento con una sonrisa

Me meto al ascensor y marco el piso 5, este comienza a subir con normalidad parando en cada piso para recoger más personas, todos me reconocen y me saludan con amabilidad y respeto

Por fin estamos en el quinto piso y me dirijo hacia la sala de juntas, abro la puerta y todos dejan su charla para centrarse en mi

—buenos dias—saludo y me responden igual

—¿Hay algún problema?—pregunta uno de ellos sin entender

—no entiendo a que se refiere—respondo. Me siento en mi puesto que es el de la mitad de la mesa

—estamos esperando al señor Beltrán—sonrio con algo de burla ante la pregunta de un hombre viejo—nos informaron que por fin vendría a darnos la cara

—sorpresa—se miran entre si

—imagino que usted debe de ser la hija—pregunta uno más joven, quizás de unos 28, rubio, ojos azules y se ve que es alto

—¿Por qué no pudo venir el señor Beltrán?—ya cansada de la situación me paro muy seria

—a ver, por si nadie les dijo, el "señor Beltran" no existe, es la señorita Beltrán, mucho gusto

—¿Cómo?—habla el joven rubio

—yo Soy Natalie Beltrán, la dueña de toda esta empresa—sus rostros reflejan sorpresa

—pero eres demasiado joven, disculpa—sonrio fingidamente

—asi suene ilógico e imposible, es la verdad, soy única dueña de todo

No dicen más comentarios y comenzamos a hablar de lo importante, la empresa. Por lo regular no suelo estar en estas reuniones por qué sencillamente mantengo muy ocupada en otras cosas, el que viene en reemplazo de mis reuniones es mi mano derecha, Dylan, pero hoy quise darme a conocer

—deberíamos implementar nuevas estrategias para subir las ganancias de la empresa, además no solo quedarnos en las ciudades cercanas, también se podría abrir mas restaurantes en otras ciudades y en diferentes zonas—asiento ante las palabras de uno de los hombres que no tengo tan presente los nombres

—en eso estaba pensando, pero para eso necesitamos recolectar una gran suma de dinero con la cual no contamos por ahora—acoto

—si, es una inversión muy grande, pero se puede hacer poco a poco, ir abriendo uno por uno, no necesariamente hay que invertir en abrir 5 o más a la misma vez—habla el rubio de ojos azules

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