Tu haces que Me Enamore

Capitulo 58

*Manuel*

Al llegar a la lujosa mansión de mi abuela, entro a su despacho abriendo muy fuerte las puertas y tomándola por sorpresa

—Manuel, ¿Que es lo que te ocurre?—pregunta quitándose los lentes

—TU—la señalo con ira—eres una maldita mentirosa

—¿De que estás hablando?—se para escaneandome

—¡ya lo sé todo, acabo de recordar absolutamente casi todo!—su rostro es inexpresivo

—sabia que algún día esto pasaría, que recordarias todo—se ríe y se acerca a mi—menos mal que ya estaba preparada con anticipación y más con el regreso de esa estúpida de tu novia, debí dejar que tu idiota padre la matara—coge su celular y textea algo

—eres una maldita—se ríe

—tu di lo que quieras nieto, pero no vas a arruinar mis planes, caerás junto con todos los tuyos—se sienta de nuevo en su escritorio—fue un placer haberte usado querido nieto

Al decir esto varios hombres me sorprenden entrando y golpeandome muy fuerte, obviamente trato de defenderme pero es imposible, son muchos casi unos 6 hombres

—¡llevenlo a la habitación que preparé para el y quiero que traigan a esa perra junto con el mocoso y el resto de su familia!—se refiere a ella y a mi hijo

*Natalie*

Un fuerte dolor de cabeza me hace abrir los ojos, el cuerpo me duele y me tiemblan las manos, a mi lado está sentado Dylan quien me observa con pesadez

—al fin despiertas—miro todo a mi al rededor y me siento—ya llevabas 2 días dormida

—¿De verdad?—asiente—no soporto el dolor de mi cabeza

—ya te traigo algo—retiro mis cobijas y me pongo las pantuflas, me miro al espejo y doy asco

Comienzo a recordar el accidente de hace poco y se me eriza la piel, no se que hubiera pasado si yo me hubiera subido a mi auto y al momento explotara, ya estaría muerta claro, pero la verdad sentí mucho temor, no quiero morir aún y menos de esa manera. Antes de morir, necesito haber vivido lo suficiente con la persona que realmente quiero a mi lado. Tengo un conocimiento preciso que fue un atentado en mi contra, me quieren ver bien muerta

—aqui tienes—Emily me entrega una pastilla, me la tomo y me acuesto de nuevo mirando al techo

—¿Sabes algo de Manuel?—pregunto y se me queda viendo

—no, ese día cuando te dejo en la cama se fue muy rápido, parecía que huía de algo o no se

—que raro

—no me sorprende—ataca Emily

—es tu hermano, no deberías referirte así de el, acuérdate que tú también le ocultaste un secreto—hablo sin querer, pero es mejor hacerla caer en cuenta —disculpa que te lo heche en cara

—lo se Nata, tienes razón, debo buscarlo y hablar con el—veo en sus ojos arrepentimiento

—lo siento, no quería hacerte sentir mal—me disculpo