Prologo

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Mi nombre es Mia, tengo 27 años y tengo mucho frio.

Escucho ruidos de pisadas, el murmullo de mucha gente hablando a mí alrededor, veo flashes y como una mujer joven se acuclilla a mi lado y me observa con el entrecejo fruncido.

La mujer niega con la cabeza y comenta algo que no consigo escuchar, me observa detalladamente como si intentara encontrar, en mí, algo que se le ha perdido. Entonces la mujer se incorpora y habla con alguien, esa persona que trae puesto un traje blanco comienza a subir el cierre de una bolsa, es negra, asfixiante.

¿Cómo es que termine dentro de una bolsa para cadáveres? Déjenme les cuente...

Soy una mujer argentina nacida en el seno de una familia convencional, mamá, papá y yo, la luz de los ojos de mis padres. Mi madre, Amanda, y mi padre, John, se conocieron cuando ambos se encontraban en México. Mi padre vacacionaba y mi madre estaba allí por una convención de visitadores médicos.

Mi madre era nacida en Argentina y allí su carrera era bastante exitosa, era muy buena en lo suyo, mientras que mi padre se dedicaba a los negocios inmobiliarios que era el negocio familiar en Los Ángeles, California. Pero mi padre siempre había sido un hombre bohemio y romántico que cuando conoció a mi madre sintió que se había enamorado a primera vista, por lo que meses después de conocerla, dejo todo y se mudó a Argentina, donde se casaron y años más tarde interrumpí sus vidas, volviéndome la luz de sus ojos.

Como hija única sufrí mucho cuando mis padres decidieron separarse y todo dolió aún más cuando papá decidió volver a Estados Unidos.

Mientras papá volvía a armar su vida en el país del norte, yo me quede en Argentina con mi madre. Nunca nos faltó nada, si a lo material se refieren, pero me faltaba mi padre. Él era todo mi mundo y de pronto debía limitarme a verlo solo unas semanas al año. Era triste y muy difícil de comprender para una niña de cinco años. Pero todo fue a peor cuando cumplí ocho años y a mi madre la diagnosticaron con esquizofrenia, mamá siempre se había comportado de forma errática pero nunca pensé que eso se debiera a alguna condición médica, simplemente pensé que era su forma de ser.

Cuando mi padre se entera de esta situación, interpone una demanda para hacerse con mi custodia y, es así como, con nueve años mi vida volvió a cambiar. Ahora estaba cerca de papá, me había mudado a una bonita casa que había comprado para nosotros en El Sereno, un barrio de clase media muy típico de Los Ángeles y que, particularmente, me encantaba. Pero por el contrario debía limitarme a hablar por teléfono con mamá.

La condición de mi madre no mejoró, de hecho con el tiempo mi madre terminó siendo internada, ella no seguía sus tratamientos y sus actitudes se habían vuelto tan violentas que la familia se vio obligada a hospitalizarla. Fue muy duro porque la última vez que hable con mamá tenía once años y me dijo que había sido lo peor que le había pasado, sé que no es así. Sé que mamá me amo, papa siempre me lo decía, pero esa enfermedad no le permitía pensar con claridad.

Por suerte mi padre nunca me impidió el contacto con mi familia materna y ellos siempre estuvieron para mí. Inclusive, cada vez que podían, nos visitaban y yo a ellos. La buena relación entre mi padre y mi familia materna, me permitió crecer sin rencores y que todos pudieran hacerme saber cuánto me había amado mi madre, sobre todo después que la encontraran muerta, colgada en el baño de su habitación, en la que solo habían encontrado una nota que decía:

"Mia, eres y siempre serás el único amor de mi vida. Mamá."

Este fue uno de los peores momentos de mi vida, mamá se había ido y yo no había podido decirle cuanto la amaba, por lo que cada noche, en mis oraciones le hablaba y le pedía que me cuidara siempre porque yo sabía que ella era mi ángel de la guarda.

Un año más tarde, mi padre, me presento a su novia Sara, que tenía un hijo un año mayor que yo, Eric, y tras un año de relación papá y Sara se casaron y dieron a luz a nuestra hermana menor Emma. La relación de todos en general era buena, Eric y yo peleábamos mucho pero nos amábamos, siempre había querido tener un hermano y que este fuera el chico guapo y popular de la escuela era un plus que se agradecía ya que nadie se metía con la hermanita de Eric Astor.

Todos compartíamos apellido, ya que tras la boda y como el padre de Eric nunca se había interesado en la vida de su hijo, y este ni siquiera llevaba su apellido, papá decidió adoptarlo y darle su apellido y, debo admitir, que hasta nos parecíamos bastante.

Como verán mi vida era bastante simple, mi familia me amaba, me sentía querida y aceptada por cada uno de ellos, hasta por mamá que aunque sus palabras dijeran una cosa yo sabía que sentía otras.

Entonces ¿Cómo termine muerta? Bueno eso es una historia compleja, a veces las personas no vemos las señales y ahora, desde este extraño lugar al que llamare limbo, veo todo con tanta claridad que, y de no ser por el hecho de que no volveré a ver, acariciar y besar a ninguna de las personas que amo, me reiría por lo estúpida que fui.

Los invito a conocer mi historia...

Los invito a conocer el principio de mi final.

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Mar-Tinez

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