UNA SEMANA ANTES:
La boda estaba consumiendo todo mi tiempo. Bruno había insistido en que dejara mi puesto como asistente, algo que no me agradaba pero sería su esposa y, según él, ya no sería necesario que me ocupara de nada más que de mí. Nunca entendí muy bien a que se refería pero Bruno era como un niño al que debías reafirmarle y demostrarle, todo el tiempo, que confiabas en él. Creo que sentía que al no depender de él significaba que aun temía que el fuera a dejarme o algo por el estilo.
Asique haciendo oídos sordos a mi hermano, mis padres y mis amigos, que me decían que no debía perder mi independencia, decidí que lo mejor sería dejar mi puesto, ocuparme de la boda y luego me centraría en algún proyecto.
Faltaban, exactamente, dos meses para la boda. Mi suegra y mi cuñada Celine estaban ayudándome mucho ya que no podría contar con Sara siempre que la necesitaba. Aunque si vino junto a mi hermanita para ayudarme a elegir mi vestido.
Esa mañana iríamos a almorzar con Celine, habíamos desarrollado una hermosa amistad. Muy diferente a la pésima relación que tenía con Laura, que lejos de apaciguarse se hacía cada vez más tirante. Le había prometido a Celine acompañarla a llevar a Isaac a su control pediátrico.
Cuando terminamos el almuerzo nos despedimos y ella volvió con su chofer a su casa. Insistió en dejarme en la oficina de Bruno, era allí donde iría pero me negué, necesitaba caminar. Mi ansiedad estaba escalando muy rápido y es que, esa mañana, después de mucho esperar que mi periodo llegara decidí hacerme una prueba de embarazo, que resultó positiva.
Estaba feliz y sabía que Bruno también lo estaría. Muchas veces habíamos hablado de formar una familia y era algo que le hacía muchísima ilusión.
Lo bueno de ser la prometida de Bruno es que ya no debo anunciarme. Salude a los guardias que ya me conocían de mi época como empleada en Grecco Inc. Le había prometido a Somalia pasar a saludarla, por el momento era la única que sabía que estaba embaraza. Con el tiempo se había convertido en una de mis mejores amigas y mi principal confidente. Debo reconocer que sabía muy bien que ella no estaba de acuerdo con mi relación con Bruno, ni con la boda y mucho menos con la idea de tener un hijo juntos. Sé que muchos pensaran que Somalia tenia envidia, en su momento también lo pensé, pero ahora desde este frio limbo puedo decirles que en realidad Somalia fue la mejor amiga que tuve, una que supo ver las señales cuando yo no era capaz.
Luego de despedirme de mi amiga subí al último piso. Allí me recibió Olivia, pero no le conté las novedades quería que fuera Bruno de los primeros en enterarse. Pase y cuando llegue al escritorio de Luke, mi amigo no estaba. Pero sabía que mi prometido estaba dentro, pues Luke me informo que tendría un día tranquilo y sin reuniones.
Pase sin llamar a la puerta, no era necesario y en este momento sentí como cada gota de mi sangre caída en picada a mis pies, ante mi tenía la imagen más repulsiva e indignante del mundo. Bruno se encontraba sentado en su silla y Laura sentada frente a él sobre el escritorio, mientras las manos de Bruno acariciaban sus rodillas bajo su falda.
En cuanto me vio de pie en la puerta, quito las manos de la novia de mi hermano y se acercó.
Comenzó a escupir palabras que no comprendía, los oídos me zumbaban y solo escuchaba murmullos de fondo. Sentí la puerta cerrarse cuando Laura salió del despacho.
— No me toques— murmure cuando sus manos tocaron mi brazo.
Lo empuje y busque con rabia la bonita caja en la que había guardado la prueba de embarazo, me quite el anillo de compromiso y con toda la rabia que sentía en ese momento, tire ambas cosas sobre su escritorio.
Me negaba a escuchar sus excusas, las suplicas, no quería entenderlo, no podría hacerlo. Esa mujer despreciable y asquerosa era, además, la novia de mi hermano, por lo que sin darle oportunidad de nada salí del despacho y abandone, para siempre, las oficinas de Grecco Inc.
Llegue a mi antiguo departamento con solo dos maletas, lo que era mío desde un principio. Bruno había consumido todo mi mundo, todo en mi vida había quedado transformado en la nada. Cuando nos comprometimos, compro este apartamento y lo puso a mi nombre como regalo de bodas. Esto era todo lo que tenía, pero no pensaba quedármelo. No quería nada que pagara su asqueroso dinero.
Suspire dejando las llaves en la mesada de la cocina, no podía ignorar como no había visto la situación, como había sido tan estúpida ¿Cuántas veces había creído sus palabras? ¿Cuántas me sentí una puta? Me culpó por mis celos "irracionales", su control obsesivo, me quito todo, mi empleo, mi independencia, todo. Yo no sería nada sin él.
Me senté en el sofá y apague mi celular, que no había dejado de sonar desde que deje su maldita oficina. Tenía mucho que pensar, volvería con mis padres pero necesitaba tiempo para explicar las cosas. Todo eso cambiaria mi vida y la de Eric, tenía que encontrar la manera de evitar que él saliera tan lastimado.
****
Mar-Tinez
ESTÁS LEYENDO
Mia
General FictionEl único error de Mia fue enamorarse del misterioso multimillonario Bruno Grecco.