17. Visitante

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— ¿No veníamos a ver a Eric?— pregunto Simón desconcertado cuando me anuncie para ver al señor Bruno Grecco.

— Iremos, pero primero quiero hablar con Grecco.

En el camino hacia el edificio había puesto al tanto, a mi compañero, de todo lo que Somalia había conversado conmigo y poco a poco comenzábamos a olvidarnos de la teoría del robo.

— No parece del tipo violento...— Comento Simón y realmente me contuve para no golpearlo contra las puertas del ascensor.

— La violencia no es solo física...— comente suspirando pesadamente — Aunque por los moretones de la víctima, es evidente que también la sufría.

No sé porque muchas personas creen que la violencia solo es tal cuando otro te golpea. Un insulto, un empujón, la denigración de tu trabajo o persona también es violencia. Someterte físicamente, sexualmente, económicamente y emocionalmente es violencia. Tal vez por eso estas cosas siguen pasando, porque seguimos con este pre concepto inmundo de soportar todo porque solo un golpe es violencia.

Llegamos al último piso del fastuoso edificio Grecco y un joven con el rostro triste nos recibió antes que pudiéramos bajar del ascensor.

— Detectives— ambos asentimos— soy Luke, asistente del señor Grecco, los espera en su oficina.

Mientras caminábamos recordé que el tambien era amigo de Mia.

— Usted era amigo de Mia ¿Verdad?

— Si señora...

— ¿Podría decirnos algo de su relación con su jefe?

— Ellos...

— Cualquier cosa que quiera saber de mi relación con mi prometida puede preguntármelo a mí...— la voz de Grecco lo interrumpió.

Simón se alejó unos pasos pero decidí ignorarlo y pasar al despacho de Grecco cuando este señalo la puerta.

Un mensaje sonó en mi teléfono y lo leí al ver que era de uno de mis ayudantes.

"Conseguimos las cámaras de seguridad de la lavandería de la esquina. Tenemos a Grecco + info."

Sonreí, realmente tenia muchas ganas de dejar a este imbécil, correr a ver la información y volver para arrestarlo, pero debía ser cuidadosa con mis palabras. Si este tipo quería fugarse tenia los recursos suficientes como para desaparecer del país en menos de quince minutos.

— Que necesita señorita Levi ¿Señorita verdad?— Asentí en silencio, para contener mis ganas de escupir su rostro— Si, lo supuse— me observo de pies a cabeza casi con asco.

— Señor Grecco— cruce mis piernas y me acomode en mi asiento— vayamos al punto. Su prometida tenía varios moretones de vieja data y signos de haber sido violada justo antes de su muerte...

MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora