Mi plan era simple, levantarme temprano, ponerme bonita e ir a la cafetería en busca de B y devolverle su regalo, siempre y cuando me dijera donde podía enviárselo. Y como bonus, volvería a ver ese guapísimo rostro y a oír su sensual voz, que no dejaba de sonar en mi cabeza como disco rayado.
Había elegido cuidadosamente el atuendo, cualquiera pensaría que quería conquistarlo y la verdad es que si, aunque dudaba que yo pudiera jugar en las ligas de ese hombre. Nunca fui una mujer insegura, de hecho me consideraba muy guapa, pero B parecía del tipo que juega en ligas mayores como modelos de una marca de lencería y yo, si bien era una linda mujer, era más bien del tipo que le encantaba imaginarse casa, con muchos hijos y del tipo que era alérgica a los gimnasios y las dietas ¿me explico?
Salí de casa usando mi perfume favorito y esa vez había decidido llevar el pelo suelto. Amaba mi cabello, aunque era demasiado lacio por lo que esa vez lo peine con unas ondas para darle un poco más de volumen.
A pasos de la cafetería mi estómago se retorció provocándome sensaciones extrañas, hacía mucho que la ansiedad por ver a alguien no provocaba eso en mí, pero no quería ilusionarme. Suspire y antes de entrar me coloque un delicado brillo en los labios.
Apenas entrar, mis ojos recorrieron el lugar y sonreí al reconocerlo sentado en la misma mesa donde estaba el lunes pasado. Me acerque al mostrador y pedí dos cafés para llevar. No sabía sus gustos, por lo que pedí dos como me gustaban a mí, con azúcar, canela y cacao, y en cuanto los tuve en mis manos camine a paso seguro hasta la mesa.
A medida que me acercaba pude notar la mirada de dos tipos robustos sentados en mesas cercanas, seguían mis pasos como si fuera un blanco de tiro. En cuanto deje el café en ella B levanto su rostro, me observo y sonrió. Fue sutil pero lo note y una mini Mia en mi interior hacia porras de victoria. También observe a los tipos medio ponerse de pie y uno de ellos metió una mano en su chaqueta, pero B levanto su mano y les indico que se sentaran. En ese momento me di cuenta que eran su seguridad y que este tipo debería ser más importante de lo que pensaba.
— ¿Puedo?— pregunte señalando la silla libre en la mesa.
— Por favor...— señalo el lugar y me senté entregándole su café.
— No sé cómo te gusta, pero en caso de que tengas tan mal gusto como el mío...— levanto la tapa del vaso y me miro extrañado— Azúcar, canela y cacao— comente y sonreí al ver su cara de asco.
— Interesante...— sonrió volviéndolo a tapar — Gracias.
— Mmmm— di un sorbo a mi café y lo señale— Gracias a ti, por la chaqueta— aclare a lo que B sonrió y asintió— pero no puedo aceptarla...
— ¿Y eso por qué? — pregunto sorprendido como si realmente fuera difícil de entender que una mujer rechace una chaqueta como esa.
— No es necesario, lleve la chaqueta a la tintorería y quedo como nueva— levante mis hombros— y no puedo permitir que hagas ese gasto, no puedo permitirme tener algo así en mi armario, realmente no es necesario.
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Mia
General FictionEl único error de Mia fue enamorarse del misterioso multimillonario Bruno Grecco.