9. Creo que te gusta demasiado este juego...

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Hacia algunas semanas mi hermano estaba viviendo en la ciudad y era la primera vez que pasaríamos un rato solos. Al pareces Laura había hecho algunas amigas, en el fondo sabía que estaba engañando a mi hermano y él era el único que no lo notaba, y pensaba salir con ellas por la ciudad. Bruno llegaría un poco más tarde, porque estaba teniendo algunas reuniones complicadas en la oficina, por lo que mi hermano y yo nos juntamos a hablar como solíamos hacerlo cuando estábamos en la universidad.

— ¿Por qué viniste con ella?— pregunte molesta entregándole una copa de vino.

— Laura es una buena chica— Suspiro— debes darle una oportunidad, es importante para mí que mi hermana la acepte.

— Solo tú piensas eso de ella, mamá y papá...

— Mamá y Papá no superan a Mandy, pero tienen que entender que ella no es más mi pareja...

— Nunca voy a entenderte Eric, de verdad...

Mi hermano sonrió y observo mi mano.

— ¿Qué?— pregunte con una sonrisa.

— No sé porque, pensé que al venir aquí me encontraría con que estabas comprometida...

— ¿Qué?— me reí nerviosa— ¿Por qué?

— Parecen apresurados, la mudanza fue repentina ¿Acaso estas embarazada?

— ¡No!— exclame nerviosa — Ni siquiera hemos hablado de la posibilidad de tener hijos y dudo que Bruno sea del tipo que se casa...

— Créeme, Bruno es del tipo que se casa. Su familia es muy tradicional.

— Puede ser, pero no sucederá eso...— me reí.

Cerca de las nueve mi novio llego y los tres nos acomodamos en la sala a comer la pizza que Bruno había comprado. La pasamos realmente bien, Bruno y Eric tenían mucho en común y eso me encantaba.

Cuando mi hermano se fue serian cerca de las doce del viernes y quedamos en hacer algo, los cuatro, el fin de semana. No hace falta que les diga que esa me parecía una idea horrenda.

— ¿Qué paso en la oficina?— pregunte mientras cepillábamos nuestros dientes.

Bruno continuo cepillándose los dientes y se limitó a observarme por el espejo. Bajo el cepillo, enjuago su boca y luego suspiro.

— Bruno...— me acerque— ¿Qué paso?

— ¿Recuerdas la investigación que llevábamos a cabo sobre un empelado vendiendo información a la competencia?

— Si, pero lo encontraron y despidieron ¿verdad?— pregunte recordando que quien lo hacía era un chico joven que parecía un corderito a punto de ser degollado, seguía sin creer que ese chico fuera un informante.

MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora