La Sospechosa

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Mientras esperaba los resultados de las pruebas la subinspectora, junto a Gabriel y Alex, fueron a la cafetería de comisaría y compraron unos croissants de mantequilla y café caliente.

Por su expresión no verbal, era evidente que los tres estaban ansiosos por conocer los resultados, sobre todo Ariadna: su cabeza no dejaba de dar vueltas al asunto, esperando, deseando que el ADN del cigarrillo no coincidiera con el de Mónica.

«Por favor, que no sea ella, por favor, que no sea ella», suplicó la subinspectora.

Pero eso ya no estaba en sus manos. Si los resultados daban positivo, debía informar de inmediato al comisario para que ordenara que se debía custodiar a la señorita Gil hasta comisaría, con efecto inmediato.

Pasó una hora hasta que el móvil de la subinspectora sonó; lo descolgó.

—Subinspectora Torres, los resultados están listos. Pueden subir cuando quieran. —dijo una voz a través del aparato.

Cuatro ojos se quedaron mirándola, esperando a que ella asintiera para que pudieran, al fin, ir a ver los resultados de las pruebas.

—Ya están los resultados, caballeros.

Alex y Gabriel no esperaron ni dos segundos para levantarse de la silla y dirigirse al ascensor.

Una vez en el departamento a la subinspectora le fue entregado un informe detallado de los resultados de las pruebas, cuyas palabras rezaban:

«La marca del paquete de cigarrillos corresponde a la del cigarrillo encontrado en la fábrica textil. Los restos de ADN que aparecían en el filtro del cigarrillo corresponden con las muestras que se le extrajeron a Mónica Gil Herrera»

La subinspectora tuvo que acordarse de respirar, pues después de leer esa frase sus pulmones habían dejado de funcionar y su corazón había dejado de latir.

No podía dejar que sus sentimientos la delataran, debía mantener la calma.

Respiró hondo y repasó todo lo que había averiguado:

Mónica descubrió el PenDrive el nueve de marzo.

Al descubrir la monstruosidad de Asier, decidió provocar un incendio en la fábrica textil La Tela de Blanca, cortó la bombona de aire para que así, Asier muriera asfixiado por el humo pareciendo así un accidente.

Al descubrir que su novio había sobrevivido, se tomó su tiempo para poder localizar por internet a las mujeres que aparecían en los vídeos de Asier. Como sólo localizó a la doctora María Velázquez, el dieciocho de marzo salió de su casa y cogió su coche para ir a verla.

Al ver que el retrovisor izquierdo del vehículo estaba roto, se dirigió inmediatamente al taller para arreglarlo. Y allí estaba. El arma perfecta para acabar con la vida de Asier: Limpiaparabrisas anti-lluvia, anti-vaho 5L. Una vez comprado el producto y su coche, arreglado, fue en busca de la psiquiatra.

Ariadna sabía que el veinte de marzo Mónica había discutido con Asier; una discusión tan gorda que la señorita Gil se había ido a casa de su madre.

Quizá, en un momento en que Mónica fingía una reconciliación con su pareja, preparó una cena acompañada con vino y uvas envenenadas con etilenglicol de postre.

Todo encajaba, tenía sentido. Tenían las pruebas suficientes como para detenerla y custodiarla en comisaría.

Debía reunirse con el comisario Hernández. De inmediato. 

EL AMOR MATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora