La Amante

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Las últimas horas habían sido una montaña rusa para la subinspectora. Entró a comisaría y subió al departamento de homicidios:

— ¿Dónde está el inspector Vázquez? —preguntó ella a la mujer uniformada que había tras el mostrador.

—Está en la sala de interrogatorios, con una mujer que ha traído, detenida. —contestó ella.

La subinspectora asintió a modo de agradecimiento y se dirigió a la sala donde, hacía menos de 48 horas, había interrogado a Mónica.

Llamó a la puerta pero no esperó a que contestaran; entró.

—Torres, estoy en mitad de un interrogatorio —soltó Lorenzo.

Estaba en una silla, con una libreta en la mano.

La mujer que había ‹‹profanado›› el ataúd de la víctima se encontraba esposada, en otra silla, al otro extremo de la mesa.

La mujer iba a decir algo, pero el silencio fue interrumpido por el tono del móvil de la subinspectora, lo extrajo de su bolsillo y miró la pantalla.

Miró al inspector y luego a la mujer:

—Lo siento, tengo que cogerlo. —dijo.

Salió de la sala y cerró la puerta. Descolgó:

— ¿Quién es? —preguntó ella.

Una voz grave sonó al otro lado del aparato:

—Subinspectora Torres, soy Gabriel del equipo de criminólogos que está en casa del señor Cuevas. —informó la voz.

— ¿Hay alguna novedad? —preguntó ella.

—Me ha llamado mi compañero de toxicología. Al parecer la fruta que requisamos como prueba contenía una gran cantidad de etilenglicol —contestó Gabriel—. El veneno estaba en todas las uvas que quedaban en el racimo. Alguien se dedicó a pinchar las uvas, una por una, para inyectar el líquido limpiaparabrisas, que también se requisó como prueba —añadió.

Ariadna, a pesar de sospecharlo, se quedó con la boca abierta al confirmarlo el criminólogo.

—Y, subinspectora, hay algo más —informó Gabriel—. Hemos encontrado un PenDrive que contiene unos vídeos. Le interesará ver esto —dijo él.

— ¿Dónde lo han encontrado? —preguntó ella, curiosa.

—Al levantar una figura de Freddie Mercury, vimos que su base de terciopelo estaba ligeramente arrancada, entonces vimos que había un objeto en su interior. Será mejor que baje a criminología y se lo muestre, subinspectora. —contestó él.

—Enseguida voy. —anunció ella, perpleja.

Entonces colgó.

Secuencias del pasado volvieron a su mente de forma tan abrupta, que la subinspectora tuvo que apoyar la espalda contra la pared: ella en un centro comercial, donde encontró el regalo perfecto para el cumpleaños de quien fue su novio, Asier; una figura edición limitada de Freddie Mercury, de treinta y cinco centímetros de altura .

Más tarde, cuando encontró a Mónica y Asier en la cama, dejó la caja envuelta en papel de regalo encima de la mesa de café de la sala de estar.

‹‹ ¡Serás hijo de puta, Asier!››, pensó ella, iracunda.

Ariadna dejó que el inspector Vázquez continuase interrogando a la mujer que había interrumpido la ceremonia.

Ella fue directamente a Criminología, tal y como le había pedido Gabriel, quien la esperaba en la entrada de dicho departamento:

EL AMOR MATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora