Mónica

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Mónica sabía que Ariadna sospechaba de ella, sabía que las pruebas encontradas en casa de Asier y las cámaras de seguridad del taller la incriminaban.

Además, si conseguía librarse de la acusación por la muerte de Asier, no podría escapar de los cargos de obstrucción a la justicia, por haber ocultado información de gran relevancia a la policía.

Por ejemplo, la policía no sabía que ella, después de ver el contenido del PenDrive, había ido al parque de bomberos para hablar con Asier; preguntó por él, pero no estaba allí. Sabía que a los compañeros de Asier no les resultaría extraña su visita, pues no era ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que había ido a verlo al trabajo.

Estaba perdida. Era su palabra contra la de Ariadna y Lorenzo.

Recordó la conversación que habían tenido Ariadna y el inspector Vázquez en su cocina, a puerta cerrada; ellos ni se habían percatado que estaban siendo escuchados.

Sabía que los dos inspectores la estaban vigilando, no protegiendo. Querían asegurarse de que no se moviera de casa. La noche anterior, se había asomado a la ventana para intentar oír lo que Ariadna y su compañero estaban mascullando.

Debía huir, debía hacer algo al respecto para que se la escuchara y no la metieran en la cárcel. Su instinto de supervivencia pensó por ella, haciéndose cargo de la situación, pues Mónica no podía controlarla. 

EL AMOR MATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora