Capítulo 12

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El mes pasó entre juntas y reuniones de trabajo. Visita de sus padres y hermanos que ya estaban enterados sobre el tratamiento para embarazarse que había optado Castiel y todos estaban muy ilusionados con el hecho de tener a un nuevo miembro en la familia muy pronto.

Sus padres le pedían que no trabajar tanto, pero era algo que no podía hacer ya que justo habían conseguido unos buenos contratos que harían que la empresa se posicionara aún mejor —si eso fuera posible— en su campo y al ya ser una de las mejores, no podía tomarse un respiro, no cuando solo quedaba un día para la fertilización. Además, necesitaba la distracción porque estaba nervioso y las llamadas de Hans preocupado por su salud y su incesante deseo por saber hasta lo más mínimo de lo que sentía lo ponía muchas veces nervioso y más porque si bien le había dicho que no podía ofrecerse como donante, él pensaba que en secreto sí lo deseaba y eso lo estaba poniendo demasiado ansioso.

Castiel no podía pedirle ser donante, y aunque estuvo por hacerlo un par de veces, ambos sabían que no se sentía correcto. La imagen sonriente de Dean llegó como siempre a su mente distrayéndolo de todo muy a pesar de haberse prometido que solo pensaría en su amigo de la manera más amistosa posible.

Era pésimo prometiendo nada con respecto a él.

Dean.

Ese era otro asunto, su amigo era una constante en su vida. Dean había conocido a su familia cuando estuvieron todos para su cumpleaños celebrado un par de semanas atrás; su madre lo amó desde el primer momento en que lo vio; su padre decía que veía mucho potencial en él y que lo aprobaba. Cuando se dio cuenta de que sus padres pensaban que ellos eran pareja, tuvo que aclarar ese punto.

Ellos solo eran amigos, nada más que amigos.

Nadie le creyó, ni sus hermanos que solían hacer comentarios ridículos sobre ellos dos prestaron atención a sus aclaraciones sobre su amistad aunque les dijo que no le comentaran nada igual seguían con la idea de que ambos tenían más que una amistad; por fortuna, Dean solo reía y al no negarlo lo ponía incómodo porque no sabía si era porque no le molestaba la idea o era cortes, eso parecía ser lo más posible ya que él estaba saliendo aún con Lissette y si bien Castiel se daba cuenta de que esa relación era algo distante, ella siempre estaba colgada del cuello de su amigo. 

Dean y Liz hacían una bonita pareja, y su amigo parecía bastante interesado en ella, la recogía sin falta todos los viernes y habían días en que salían los tres a cenar, para después de dejarlo en su casa y ellos se iban a pasar el fin de semana juntos y esa era la razón por la que hasta ahora no había podido tener la conversación que quería, contarle sobre su tratamiento. Sentía que debía decirle, pero siempre había algo o alguien que los interrumpía, y en la oficina no era un buen lugar para tener esa plática. Sin embargo, como se tendría que ausentar por un día y además que pronto su embarazo no sería algo que pudiera ocultar, sentía que debía tener esa conversación con su amigo sin importar el lugar o el momento.

Por eso estaba decidido a hablar ese mismo día con él.

Castiel dejó de revisar el informe que Dean le había hecho llegar sobre una cotización y la dejó a un lado, mientras se tomaba la cabeza entre las manos y trataba de calmar a su acelerado corazón. Esa misma mañana, le había dicho que tenía algo muy importante que contarle en cuanto hubiera un momento de pausa en el trabajo, pero hasta ahora no había podido suceder.

En todos esos meses de conocerse, Dean se había metido debajo de su piel de una manera tan silenciosa y sutil desde un inicio, para luego hacer que un deseo intenso que jamás pensó que podría sentir hirviera dentro de él cada vez que lo veía y que solo se acrecentaba cuando estaba lejos de su amigo. Ahora se daba más cuenta de que esas extrañas sensaciones que sentía hacia su sub-gerente, era mucho más que una simple atracción como pensó algunos meses atrás. A él le gustaba demasiado Dean y eso estaba comenzando a ser incómodo cada vez que salía y veía como era la relación que tenía con la mujer que lo había atrapado al parecer, no solo en cuerpo sino también en corazón y lo hacía darse cuenta de que lo alejaba cada vez más de él.

El vacío que llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora