ℳ𝓎 ℒ𝒶𝒹𝓎 || ℛℯ𝓎 ℰ𝓃𝓇𝒾𝓆𝓊ℯ 𝒱

Capítulo 16

Hal volvió a su lado del campo, donde todo su ejército, la gran mayoría sin armaduras ni caballos, lo esperaban.

-¡¿Esperan de mí un discurso?!- gritó al detenerse.- ¡Solo tengo uno que darles y es el mismo que daria si no estuvieramos al borde del campo de batalla! ¡Es el mismo que les daría si nos viéramos por casualidad en la calle! ¡Solo he esperado una cosa: ver unido a este pueblo bajo la corona inglesa!- bajo del caballo.- ¡Los hombres nacen para morir, lo sabemos, lo llevamos con nosotros! ¡Si su día es hoy, que así sea! ¡El mio será mañana o el mio hoy y el suyo mañana, no importa! ¡Lo que importa es que sepan en sus corazones que hoy ustedes son ese Reino Unido!- empezó a caminar entre los demás.- ¡Son Inglaterra! ¡Todos y cada uno de ustedes! ¡Inglaterra es ustedes! ¡Y es el espacio entre ustedes! ¡No peleen por ustedes, peleen por ese espacio! ¡Llenen ese espacio! ¡Háganlo tejido, háganlo masa! ¡Háganlo impenetrable! ¡Háganlo suyo! ¡Háganlo Inglaterra! ¡Háganlo Inglaterra!

Un poco más lejos, con un arco enganchado a su espalda y una espada en su cadera, Artemisa sonrió.

~•~

Una gran fila de hombres con armaduras se extendía frente al resto del ejército.

-¡A LA CARGA CON VALOR!- gritó Sir Jhon adelante de todos.

-¡A LA CARGA CON VALOR!-

Aquella fila empezó a avanzar y el ruido de las armaduras se escuchaba por todo el campo. Una parte de los hombres sin armaduras o caballos se encontraba entre los árboles, observando todo con atención y rogando por qué los franceses cayeran en la trampa. Y cuando una trompeta sonó y los caballos y hombres de Francia empezaron a avanzar, Hal dio la orden para los arqueros, donde estaba Artemisa.

-¡Arqueros!-

Artemisa junto a varios hombres levantaron sus arcos hacía el cielo y dispararon cuando Tesa gritó: "¡Ahora!"

La luz cegadora del sol les impidió a los franceses adivinar que las flechas se acercaban a ellos y fue demasiado tarde cuando aquellos pequeños y filosos palitos de madera se incrustaron en cuerpos de hombres y caballos.

Los que sobrevivieron siguieron con la misión y embistieron contra el ejército inglés que tenía las armaduras.

Y como Artemisa había dicho, la tierra se volvió barro y fue imposible mantenerse completamente de pie. La pesadez de las armaduras se volvió hasta asfixiante y Jhon fue arrastrado por la marea de hombres.

Otra trompeta sonó y el resto del ejército francés se unió a la pelea. Los arqueros lanzaron más flechas hacía el cielo y los ingleses que estaban entre los árboles junto al Rey bajaron para pelear por Inglaterra.

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