Capítulo 6

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-Esta bien.- acepte por fin.- Pero estarás en la otra punta de la bañera.

Hal sonrió, dejo su abrigo en la silla del escritorio y siguió con la camisa.

Para ese punto, yo había desviado inútilmente mí atención a mis manos, cosa que él notó, por lo que su sonrisa se ensanchó.

Cuando terminó, se acercó y, como le dije, se sentó en la otra punta de la bañera. Está era tan ancha y larga que cabíamos perfectamente sentados.

Nos observamos en silencio por minutos, luego, con voz sería y tranquila, aseguré:- Tu ya me viste desnuda.

-¿Cuando?- levantó una ceja.

-Cuando estaba bajo el agua y aún no sabía que estabas aquí.- río por lo bajo.

-Admito que heche el ojo. Lamento eso. Pero ya estamos a mano.- esta vez fue mí turno de levantar una ceja.

-¿Por qué?-

-Vi como me mirabas de reojo mientras me sacaba la ropa, Tesa.- me sonroje y mire hacia otro lado. En cambio, el no dejo de observarme. Repasaba, con mirada penetrante, toda la piel que el agua le dejaba ver, con rostro serio e inmutable.- Ven.

-¿Que?-

-Ven.- repitió con voz gruesa y demandante, parecía un cazador viendo a su presa, como un puma apunto de saltar hacia el venado, su deseada comida.

Me levanté hasta quedar arrodillada. El agua llegaba a mí cintura y mis pechos quedaron por sobre la superficie. Un escalofrío recorrió mí espalda entera por el frío de la superficie y, sosteniendome de los bordes de la bañera, fui hasta él. Deje cada pierna a los lados de su cadera y me senté sobre sus piernas estiradas. Hal tomo mí cintura y me acerco hasta rozar su pecho y mis pezones endurecidos por el frío. 

-¿Me hiciste caso por qué lo tomaste como una orden o porque quisiste?- acaricie su cabello y sonreí.

-Sinceramente, tengo curiosidad por saber para que querías que me acercara.- apoye mí frente en la suya.- Estás semanas te has estado acercando continuamente a mí, pero no te atreves a besarme.

Desvío sus ojos a mis labios.- ¿Recuerdas tu primer beso, mí lady?

-Claro que si.- sonreí.- Fue hace mucho tiempo, pero lo recuerdo muy bien.

-Que afortunado debió de ser aquel chico.-

-Si.- asentí.- Fuiste afortunado.- susurré.

Hal sonrió.

Tome su nuca y uni sus labios con los míos, en un beso lleno de necesidad y pasión. Sus manos acariciaron mí espalda y bajaron hasta apretar mí trasero. Las mías se movieron entre su pelo y su pecho.

Su lengua recorrió mí cavidad bucal y una de sus manos subió hasta mí nuca, apresandome para que no me separara de él.

Cuando la falta de aire se hizo evidente, bajo sus besos a mí cuello y sus manos subieron a mis pechos, apretandolos con la fuerza justa para darme placer y no hacerme daño.

Agarre sus mejillas para unir nuestros labios de nuevo y baje mis manos por sus hombros hasta su estómago y luego su miembro. Él se sobresalto cuando sintió como lo rozaba.

Separó nuestros labios y me observó mientras yo, sin experiencia alguna, acariciaba su miembro de arriba a abajo. Hal dejo caer su cabeza hasta que su frente choco con mi hombro y se quedó así, suspirando entrecortadamente, aferrándose al borde de la bañera con su mano izquierda y apretando mí cintura con fuerza. Dejé pequeños besos en la piel expuesta de su cuello. Agarró mí mano para guiar mis movimientos, volviéndolos menos cuidadosos y más rápidos y fuertes.

Su cuerpo temblaba un poco por los espasmos y algunos escalofríos. Su aliento chocaba con la piel de mi cuello y su cabello rozaba con mi hombro.

Su miembro se sentía resbaloso gracias al agua, lo que me ayudó a acariciar mejor su largo y erecto miembro.

-Tesa...- gimió y un líquido blanco escapó entre mis dedos y se esparció por el agua.

Hal no se movió hasta que recuperó un poco el control de su respiración. Entonces levantó la cabeza y me observó mientras yo esperaba una reacción de su parte.

Tomo mí mentón con la mano que se aferraba a la bañera y acarició mis labios. Me beso con delicadeza.

Después, cuando ya nos habíamos separado, se levantó con cuidado y me ayudó a salir, copiando mí acto luego de mí. Agarró una bata de seda color esmeralda y me la puso.

-¿Puedo quedarme aquí a dormir?- asentí con la cabeza a su pregunta susurrada y tome su mano para caminar juntos hacia la cama.

Nos acostamos y él me abrazo, apoyando mí cabeza en su pecho.

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 ℳ𝓎 ℒ𝒶𝒹𝓎  || ℛℯ𝓎 ℰ𝓃𝓇𝒾𝓆𝓊ℯ 𝒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora