Capítulo 12

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Cuando llegamos a Francia luego de un largo y cansador tiempo en el barco, los guardias hicieron catapultas para atacar al castillo.

-Debemos tomar ese castillo. Será sangriento, seguramente sacrificaremos almas, es la naturaleza de la guerra, sangrienta y desalmada. No hay forma de saber cuántos suministros tienen, un sitio podría tardar meses y no tenemos meses a nuestra disposición. Los hombres estacionados aquí sufrirán hambre y enfermedad.-

El hombre parecía desesperado por atacar. Habían pasado un par de días y los franceses no salían de su escondite. Tal vez tiene razón, pero Hal quería otra posibilidad, ya que está no lo convencía. Más que nada, mí Rey no quería perder almas.

-¿Sir Jhon?- le preguntó al hombre junto a mí. Este volteó para verlo y suspiro.

-La guerra es... Sangrienta y desalmada.- fue lo único que dijo.

~•~

Ahora mismo estábamos observando como el castillo soltaba humo negro por tantos asaltos con fuego.

-El arzobispo ha llegado.- nos dijo William.

-Merda.- susurré en italiano.

-Artemisa.- me regaño Hal.

-Seguramente no se quedarán aquí hasta que ellos decidan salir.- espetó el arzobispo cuando ya estábamos en la carpa.

-Esa es, precisamente, la definición de sitio.- respondió Jhon.

-¿Cuánto podría tardar?- lo ignoro y prosiguió.- No habría forma de saberlo.

-Esa también es una característica común de un sitio.-

-No enviaré a mis hombres a esa colina.- intervino Hal, sin mirar a ninguno y manteniendo los ojos en el suelo.

-¿Y por qué no los enviara?-

-No voy a sacrificar a mis hombres flagrantemente ni especulando.- esas palabras parecieron haber zanjado esa técnica de ataque.

-¿Entonces por qué no solo los rodeamos?- insistió el arzobispo.- ¿Si insisten en esconderse en su castillo por qué no rodearlo?

-¿Tan informado sobre el arte de la guerra?- Hal se levantó y se fue.

~•~

De nuevo afuera, contemplando el castillo Francés, Hal estaba parado solo. Caminé hacia él y lo abracé por la espalda, apoyando mí frente en esta.

William llegó junto a nosotros al mismo tiempo en que un guardia se detenía frente a mí Rey.

-Señor, se han rendido.- confesó, sorprendiendo a los tres.

-Nuestro debate ahora parece irrelevante.- murmuró Hal volteando hacia William.

-Como los lamentos del arzobispo.- añadí y camine junto a Hal hacía el lugar donde gran parte de los guardias rodeaban al francés arrodillado en el piso.

-Ustedes ganaron. Solo pedimos que dejen libres a las mujeres y a los niños. Están hambrientos, heridos y enfermos.- rogó el desconocido de cabello ruloso.

-Cuando hayamos terminado con el castillo, no veo motivo para negarlo.- aceptó Hal.- Está noche supervisará la evacuación... Y aprisionara a sus hombres.- se paró y ayudó al hombre a hacerlo también. Este y sus hombres se fueron.

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 ℳ𝓎 ℒ𝒶𝒹𝓎  || ℛℯ𝓎 ℰ𝓃𝓇𝒾𝓆𝓊ℯ 𝒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora