Capítulo 3

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Querido Padre:

Suponiendo que las noticias llegaron hasta mí amada Italia, seguramente te has enterado del ascenso de Enrique V, o Hal como lo conocemos los más cercanos, al trono de Inglaterra.

Luego de la lamentable muerte por enfermedad de Enrique IV, el antiguo Rey y padre de Hal, él se ha visto obligado a llevar el peso de la corona, ya que me enteré hace poco de la muerte de su hermano menor, Thomas.

Felipa quiso visitarlo aquí en Inglaterra y el Rey Eric, su esposo, y yo la acompañamos.

No tiene idea, padre, de lo mucho que extrañaba los paisajes de Inglaterra, aunque nada se compara con Italia.

Hal y yo estuvimos hablando y le confesé las terribles perdidas que tuvimos luego del altercado en el castillo. Él lo lamento muchísimo y nuestra conversación siguió hasta que me propuso quedarme por un tiempo indefinido en Inglaterra.

Me sorprendí por completo, pero acepte.

Este es el motivo de mí carta. Sé que fue algo muy espontáneo, incluso para mí, pero espero que no te molestes, padre.

Artemisa III, Princesa de Italia.

Posdata: Lo quiero mucho, padre.

-Solo espero que no se enoje.- murmuré luego de terminar de escribir.

-¿Quien se enojara?- y, como siempre, él apareció de repente.

-Nadie.- lo observé y me levanté, acercándome para arreglar la bufanda larga y marrón que tenía sobre su saco negro.- Extrañare a Felipa.

La recién nombrada se había ido esta mañana, no sin antes darme una larga charla muy incómoda.
No tenía idea de que rayos se le pasaba por la cabeza para hablarme sobre el amor. Aún así, cuando le pregunté, se limito a sonreírme y subir al barco.

-Yo también. Pero es mí turno.- levanté mí cabeza para mirarlo a los ojos.

-¿Su turno de que?-

El sonrió y tomo mí mano. Me hizo girar como si estuvieramos bailando y reí.

-Mi turno de encantarme con su presencia, mí lady.- apoyo su mejilla en mí sien después de darme un beso en la frente y empezamos a bailar sin música.

-¡Señor! ¡Señor!- un guardia llego a nosotros corriendo.- Lo lamento, su majestad, pero tenemos un problema.

~•~

Bajamos varias escaleras hasta que llegamos una especie de calabozos debajo de la cocina.

Hal me mantenía pegada a su cuerpo mientras tomaba mí mano, supongo que alerta a cualquier tipo de ataque por parte del hombre sentado frente a nosotros.

-¿Quien eres?- preguntó Hal en francés.

-Busca asilo a cambio de hablar.- explicó William Gascoigne, el Jefe de Justicia.

-No dudo que pueda arreglarse.- Hal se sentó y yo me mantuve parada detrás de él, observando al hombre desconocido y sintiendo como los guardias se acomodaban a nuestro alrededor, alertas.

-¿Se puede o no? Usted es el rey, ¿No?-

-Se puede conceder.- acepto Hal.

-El Rey de Francia me envió a matarlo.-

-¿Carlos te envío? ¿Estás seguro de eso?- intervine y trate de observar cada gesto que hiciera. Un solo gesto podría decirnos si mentía o decía la verdad.

-Conozco el origen de la orden. El Rey.-

-¿Cuál fue la orden?-

-Matar al Rey de Inglaterra.-

-¿Cómo?-

-De cualquier manera. Hay muchas maneras de matar. Mí talento es matar a hombres que no esperan ser asesinados.-

Editado

 ℳ𝓎 ℒ𝒶𝒹𝓎  || ℛℯ𝓎 ℰ𝓃𝓇𝒾𝓆𝓊ℯ 𝒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora