Llegué del trabajo. Estaba agotada, aquél día había pasado doble turno en la cafetería. Tenía que juntar dinero para salvarnos del embargo, de la calle, de la tragedia.
Entré en casa, y lo primero que escuché fue un ruido en la cocina. Temerosa de que te hubieras golpeado, caminé en esa dirección y entré. Te vi, sentado en una silla con varias latas viejas de atún, de cereales y envolturas de pan. Todas vacías.
— ¿Qué haces con esas cajas? —Elevaste la vista a mí. Tus ojos estaban hundidos, y tu boca delineaba una perfecta curva de desprecio.
— ¿Por qué no hay comida? —Preguntaste, mordí mí boca.
—Claro que la hay. Siempre comes ¿No? —Claro que había comida; Pero sólo para ti, lo más bonito de mi vida.
—Tú nunca comes conmigo —replicaste.
No respondí. Desde que no fotografiabas, sólo alcanzaba para darte de comer a ti, lo que era una bendición.
No importaba yo.
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Mi fotógrafo #1
Short Story«Te miro, y me sonríes. Sé que te esfuerzas por hacerlo. Sé que es difícil vivir conmigo. Sé que no recuerdas nuestra boda. Ni mí nombre. Pero no te preocupes, Yo puedo recordar, vivir, y amar por ambos» Precuela de la historia: Mi mus...