Estamos sentados en el parque, comiendo. El día había pintado bastante bien, aunque no teníamos para mucho, nos alcanzaba para comer.
Terminaste tu refresco y lo tiraste junto a un bote de basura. Yo era más lenta, por lo que apenas había terminado de pasar el último bocado. Pienso en todo y en poco a la vez. Mi estado de salud va empeorando aunque tú no lo notes. Es simple ocultártelo ya que siempre nos vemos sólo por la noche a la hora de dormir, cuando yo estoy inconsciente y mis dolores desaparecen con tus palabras adormiladas.
Nos levantamos y al pasar junto a una estatua escucho con alegría un viejo vals que proviene de una cajita musical de un viejo que da vueltas y vueltas sin parar. Me detengo un momento a oír la música, es magnifica, es rusa. Es mi infancia en notas.
Volteo a verte, y me doy cuenta de que le has dado tu cámara a uno de los muchos desconocidos que han formado un círculo junto al anciano. No entiendo el porque, hasta que te acercas y haces una reverencia a mí.
— ¿Bailamos, bella dama?
Me sonrojo, me apeno, pero al verte así con la mano extendida, asiento.
—Será un honor bailar con usted.
Me abrazaste. Te sonrío más. Me pego a ti y comenzamos a movernos torpemente por el parque, la gente nos ve enternecida, pero yo sonrío viéndote sólo a ti. Porque eres tú todo lo que me importa, y así, bailando de tu mano, siento que no necesitaría nunca más nada para sobrevivir más que éste recuerdo, éste instante, y sé que si lo repito una y otra vez en mi memoria, jamás moriré.
Un flash me despierta. Es el de tú cámara. El desconocido nos ha fotografiado.
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Mi fotógrafo #1
Short Story«Te miro, y me sonríes. Sé que te esfuerzas por hacerlo. Sé que es difícil vivir conmigo. Sé que no recuerdas nuestra boda. Ni mí nombre. Pero no te preocupes, Yo puedo recordar, vivir, y amar por ambos» Precuela de la historia: Mi mus...