El señor Wade tocó a la puerta del departamento. Era una fría mañana de sábado, y no había más desayuno que pan de centeno y medio litro de leche. Comías en completo silencio en la cocina, tú rostro se mostraba impasible, duro y despectivo con lo que te rodeaba. No te dignabas a mirarme, sólo comías.
Abrí la puerta y le sonreí amablemente al fotógrafo.
—Señora, ¿cómo se encuentra? —me saludó, afable, cortés—. Necesito las fotografías de su esposo... Para el concurso. Es el favorito de todos nosotros —Las palabras se marchitaron en mí boca.
—No concursará —repliqué, a lo que frunció el ceño—. No se preocupe. Todo está bien —La puerta se cerró despacio y amable contra el rostro del anciano.
Y sonreí.
Pero la sonrisa murió tan pronto te vi de pie, junto a la puerta; tenías el abrigo raído sobre los hombros, y una mirada extraviada.
— ¿A dónde vas? —pregunté, arqueando una ceja.
No respondiste, abriste la puerta y saliste.
Me quedé congelada, con el aliento escapando de mi sin yo notarlo..
Sólo esperaba, que volvieras de nuevo a tu casa. (Yo soy tu casa, ¿no lo recuerdas? Yo sé que sí)
Como siempre lo hacías...
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Mi fotógrafo #1
Short Story«Te miro, y me sonríes. Sé que te esfuerzas por hacerlo. Sé que es difícil vivir conmigo. Sé que no recuerdas nuestra boda. Ni mí nombre. Pero no te preocupes, Yo puedo recordar, vivir, y amar por ambos» Precuela de la historia: Mi mus...
