11 || daga

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11

Olivia llegó a su habitación y al cerrar la puerta apoyó la espalda contra ésta, sin ser consciente aún de lo que había pasado. Bucky la había besado. Quizás esa era la razón por la que intentó alejarla de su vida personal, porque se sentía atraído por ella.

Olivia se acostó aún con el estómago inquieto, deseando que volviese a amanecer de nuevo, y aunque estaba bastante espabilada consiguió dormirse.

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A Olivia no le costó despertarse la mañana siguiente. Se vistió y recogió su pelo en dos trenzas desde la raíz. Se puso su traje y caminó hasta la sala de entrenamientos de armas blancas, una de las disciplinas con las que más disfrutaba James.

Desbloqueó la cerradura de la sala y más tarde la del fuerte cuadro metálico que aseguraba los objetos filosos. Sacó cuatro dagas y las dejó en una de las mesas para que él pudiese elegir las dos que más le gustasen.

Poco después James llegó a la sala vestido con su conjunto habitual: pantalones deportivos y camiseta de algodón.

— Hola – Saludó sin mantener contacto visual con ella.

— Buenos días, Bucky.. ¿Pasaste buena noche? – Preguntó mientras miraba como el chico terminaba de prepararse.

— Podría haber sido peor – Contestó con un leve movimiento de hombros.

Olivia se sintió un poco extrañada por la actitud de James, pero no sabía si solo era una percepción suya. A la pelinegra le costaba encontrar la forma de acertar con él. Si era agradable a veces reía y otras se tensaba, si decía alguna broma a veces le gustaba y otras la ignoraba... y aunque ella quería ayudarlo a veces sentía que no sabía como hacer las cosas bien.

Quería conseguir que confiara en ella y la confianza solo se consigue con paciencia, así que muy a su pesar decidió no profundizar en el tema y limitarse a seguir con el entrenamiento.

Tras calentar durante los primeros minutos de la sesión Olivia se acercó a la mesa donde había preparado anteriormente los materiales.

— He dejado las dagas aquí... puedes elegir las que quieras.

Bucky se acercó a la mesa y cogió una larga y una corta, dejando una pareja igual a su contrincante para estar en igualdad de condiciones.

Ambos caminaron lentamente hasta el cuadrilátero que se elevaba un metro del suelo y se colocaron en una esquina. Olivia guardó ambas dagas en las fundas que rodeaban sus muslos, y Bucky guardó una en su cintura mientras se quedaba con la corta en su mano. Él atacó primero mientras ella se defendía de sus movimientos antes de que el filo de la daga se acercase a cualquier parte de su cuerpo.

MIND KEEPER » Bucky Barnes | OC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora