❝ El Soldado de Invierno no merece la compasión ni el socorro de nadie, y Bucky Barnes hace mucho tiempo que desapareció dejando una simple sombra de lo que algún día fue.❞
Al menos, eso es lo que él creía. Y hacerle cambiar de opinión no iba a ser...
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21
Bucky sintió el aire golpear su cara al salir a la terraza. Como acto reflejo su mano buscó la pulsera de las circunferencias plateadas, intentando calmarse, aunque aquel hombre había conseguido ponerlo a cien en unos segundos.
— Ya está – Dijo Olivia poniendo las manos en sus hombros mientras los apretaba para intentar que se relajase. — Es un gilipollas, no le hagas caso.
Bucky solo suspiró sin contestar, cerrando sus ojos unos segundos para intentar no estallar frente a ella.
— La estás usando... – Susurró ella mirando sus manos. — La pulsera que te di.
James asintió y encontró el gesto iluminado de ella al ver que él había llevado siempre la pulsera desde el día en que se la dio.
— Funciona... No mucho, pero algo – Dijo él arrancándole una profunda risotada.
— Suficiente entonces – Dijo y lo abrazó sintiendo su piel erizarse por el viento.
— A veces me pregunto... por qué no puedo ser normal – Confesó él. — Por qué no puedo ser James Barnes en vez del soldado.
— Nadie es normal, mi vida – Contestó Olivia separándose de él.
Bucky sintió su corazón vibrar al escuchar como ella le llamaba mi vida. Y negó ligeramente con una sonrisa triste en su boca. Olivia supo que quizás había llegado el momento de explicarle quién era.
— Mi historia también es un poco rara – Dijo ella mientras se acercaba a la barandilla que separaba el suelo del vacío y se apoyaba en ella. — Nací en Leoben, una ciudad no muy grande de Austria-
— Olivia no tienes que hacerlo – Dijo Bucky escuchando sus palabras.
— Quiero hacerlo – Contestó ella con una sonrisa pequeña.
Olivia se tomó unos segundos que él aprovechó para acercarse y besar su frente.
— No éramos mucha gente, no más de diez mil personas. Resultó que, por desgracia, había una sede oculta de HYDRA – Bucky sujetó sus manos mientras escuchaba la historia de Olivia. — Un día, no lo sé.. se les fue la cabeza, o tenían un plan.. la verdad no sé qué pasó... pero el centro de la ciudad voló por los aires. Los cristales de las casas estallaron, los coches explotaron y la gasolina y el fuego solo provocó más explosiones aún.
Bucky sintió por primera vez desde que conoció a Olivia que dentro de su pecho había algo más que felicidad, ilusión y carisma. A parte de cargar con todo su peso emocional, ella ponía su mejor versión al servicio de cualquiera que la necesitase.
— Las zonas que no fueron afectadas por el estallido inicial al final ardieron por los coches que estallaban y muchos más problemas que iban a apareciendo.. Ese día el piso en el que vivía estalló porque el bloque tuvo una fuga de gas. Todo el mundo murió en el instante. Todos menos mi hermano y yo porque estábamos jugando dentro del armario bajo las escaleras. Tenía trece años... y mi hermano quince – Dijo Olivia con una triste y melancólica sonrisa. — La Guardia de Wakanda apareció para ayudar porque las naciones se habían hermanado, pero fue demasiado tarde. Okoye me encontró sobre el cuerpo de mi hermano, intentando que no respirase más humo, pero él no aguantó.
