Capítulo 16

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Yulia tomó el control dejándose llevar por lo que sentía en ese momento.

Tomó de la cintura a la pelirroja y la aprisionó contra la pared mientras seguían besándose cada vez con más intensidad.

Lena rodeo el cuello de Yulia con sus brazos al tiempo que dejaba escapar un pequeño gemido al sentir como Yulia abandonaba sus labios para recorrer con sus besos ahora su mejilla, el lóbulo de su oreja y finalmente su cuello, provocándole aún más excitación.

Yulia la presionó más a su cuerpo, haciendo que Lena se volviera loca al sentir como le levantaba una pierna a la altura de su cadera y empezaba a acariciarla por encima de la ropa.

La habilidad de la ojiazul con las manos era la perdición de la pelirroja, algunos suspiros por parte de ambas empezaron a inundar aquella habitación.

Lena por su parte bajó una de sus manos por la espalda de Yulia para sujetarse de ella al tiempo que masajeaba uno de sus senos haciendo que la ojiazul gimiera en su oído.

Ese gemido fue el detonante para que Lena empezara a quitarle la blusa a Yulia sin dejar de besarse nuevamente. Yulia hizo lo mismo quitándole la blusa a Lena junto con el sujetador.

Los senos de Lena quedaron al descubierto, Yulia los miraba con deseo y rápidamente posó ambas manos sobre ellos sintiéndolos, provocando más gemidos en Lena y presionándolos cada vez más empezó a darles atención con su boca.

La pelirroja optó por empezar a desabrochar el pantalón de mezclilla de Yulia, dejándola solamente en ropa interior.

Poco a poco iban internándose en la habitación cuya finalidad era el llegar a la cama.

Prendas de ropa que iban dejando a su paso, hacían un camino por toda la habitación mientras seguían besándose apasionadamente.

Para cuando llegaron a la cama, Lena ya estaba completamente desnuda y Yulia solo tenía puesta su pequeña braga negra de encaje.

Yulia fue recostando a Lena suavemente en la cama, despegándose lentamente de aquellos besos, sus respiraciones cada vez eran más rápidas, los ojos de ambas brillaban con el reflejo de la luna llena que se colaba por la ventana de la habitación.

Se contemplaron mutuamente por un instante, Yulia miraba su cuerpo de arriba hacia abajo con deseo y Lena mordió su labio inferior al ver como la ojiazul se deshacía de la última pieza que tenía puesta.

Y- Sigues siendo tan hermosa como la primera vez que te vi…

L- Y tú sigues gustándome tanto como la primera vez que estuvimos juntas…

Lo que pasó esa madrugada en aquella habitación fue indescriptible.
Decir que tuvieron sexo se quedaría corto con respecto a lo que sucedió.

Sus almas volvieron a unirse al igual que sus cuerpos, parecía como si el tiempo nunca hubiese pasado para ellas.

Todos esos años separadas parecían como si solo hubiesen sido minutos, sus corazones fueron uno solo latiendo al mismo tiempo con el mismo ritmo.

Volvieron a amarse como si no hubiera un mañana para ellas, como si fuese que estuvieron esperando ese momento durante mucho tiempo.

Y sí, aquello no podía ser otra cosa que amor. Un amor que había despertado de un largo descanso, pero que finalmente volvía a la vida.

Los gemidos, los besos, las caricias, no eran suficientes.
Los jadeos de ambas les parecía la melodía perfecta de una canción inconclusa.

Y finalmente con el último suspiro de cada una al haber alcanzado el clímax se quedaron dormidas.
Lena tenía sobre ella a Yulia abrazándola protectoramente…

El Amor Nunca Terminó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora