Capítulo 11

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Yulia miraba a Lena con una sonrisa que por más que la pelirroja quisiera negarlo, le encantaba.

Y- ¿Me invitarás a pasar o me quedo aquí?

L- ¡Ah, lo siento! Claro, pasa… Buscaré mi bolso  -se retiró un momento dejando a Yulia en el recibidor-

Y- ¡Que bonita estás!

L- Disculpa, ¿dijiste algo?

Y- Eh sí, que… ¡Que bonita está tu casa! ¿Estás remodelando?

L- Ah sí, gracias… Sí estoy remodelando de a poco, cada que tengo algo de tiempo…

Y- Algunas veces tienes buen gusto, aunque no cuenta tu ex mascota -dijo en un susurro-… ¿Tu hijo, dónde está? Pensé que vendría con nosotras.

L- Escuché eso… Y Aleksandr está pasando el día con Nastya que vino esta mañana con su hija…

Y- Aahh, que oportuna… ¿Nos vamos ya?

L- ¿Dónde iremos?

Yulia se adelantó para abrirle la puerta del auto a Lena quien le sonrió por el gesto.

Y- Ya sé que te preocupa el que nos vean juntas, es por eso que pensé en un lugar solitario al que me gusta ir cuando quiero desconectar de mi entorno

L- No es que me preocupe que nos vean juntas, es solo que no quiero que eso se preste para malos entendidos

Y- Bien, como sea Lenok… El lugar al que iremos sigue siendo sorpresa, sé que te gustará…

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvieron las dos solas de esa manera, sin embargo ahí estaban y hablaban de tantas cosas y reían de manera tan natural que nadie pensaría que se habían dejado de hablar por años.

Yulia de vez en cuando miraba de reojo a Lena sin que ésta se diese cuenta, Lena miraba por la ventana a la vez que le contaba a la ojiazul algunas de las travesuras de su hijo.

Luego de varios minutos, Lena se dio cuenta que habían salido del todo de la urbe de Moscú y un panorama boscoso se abría paso ante sus ojos en ese tramo de la carretera.

Yulia se adentró por un camino de grava hasta un punto donde pudo llegar el auto y en donde iniciaba un sendero para caminar.

Aparcó el auto y bajaron de él, una brisa fresca pero suave jugaba con el cabello de Lena que estaba maravillada por el lugar y observaba todo a su alrededor.

Yulia sacó de la parte trasera del auto una canasta de mimbre que contenía varios bocadillos, frutas frescas picadas, una botella de vino y las copas además de una manta para picnic.

Y- Tal vez quieras quitarte los zapatos, será más fácil así caminar por aquí. Estamos a un par de metros del lugar que me gusta

L- Si me hubieses avisado antes donde vendríamos me hubiese vestido apropiadamente

Y- Si te hubiese avisado no sería una sorpresa y me hubiese perdido de ver las expresiones tan bonitas que tienes ahorita en tu rostro.

Lena se sonrojó un poco y desvío la mirada al escuchar lo que le acababa de decir Yulia…

Avanzaron caminando ambas descalzas sobre la grava, Yulia llevaba la canasta y Lena la manta.

Iba tan entusiasmada mostrándole parte del paisaje a la pelirroja que no se dio cuenta de un tramo en desnivel del camino, casi tropieza y cae, pero Lena la sostuvo de su mano libre.

L- Ten cuidado Yul…

Y- ¡Gracias!...
Tú tienes la culpa, es que me distraes

L- ¿Yo tuve la culpa? Es el colmo Volkova, hasta que evito que caigas ahora resulta que yo te distraigo

El Amor Nunca Terminó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora