Sonó una canción en su memoria y comenzó a tararearla en voz alta, sin importarle quien la oyera.
A falta de pareja de baile, le tendió una mano a sus fantasmas y les guió una mano al hombro, otra a la cintura.
'Agarraos fuerte. No vayáis a caeros de mi espalda. Me siento liviana con vuestro peso. Seguid el ritmo. ¡Qué importa un traspiés o un pisotón en el camino!'
Rió. Marcó la cadencia con sus pasos. Y danzó descalza, descalza de remordimientos. Y bailó desnuda, desnuda de vergüenzas. Con el vuelo de la falda acariciando el pasado y pisando con fuerza sobre el presente.
Y quién la miraba la llamaba loca. Pobres locos. Pobres necios. No sabrán nunca que los locos eran ellos.
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Cuentos para adultos
Historia CortaRecopilación de los relatos cortos que he escrito y seguiré escribiendo a lo largo de los años.