Durmió durante dos años con el beso del río en los labios. Sus ojos abiertos al cielo que ciegos nunca podrían volver a contemplar. Dos años con el aullido del terror enjaulado en la garganta.
Y ahora aún se pasea su angustia por la orilla. Es el fantasma de la injusticia que acompaña al transeúnte que se detiene ignorante a observar el cauce de las aguas, de su primer improvisado sepulcro. Del lugar en el que nunca encontró descanso.
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Cuentos para adultos
Historia CortaRecopilación de los relatos cortos que he escrito y seguiré escribiendo a lo largo de los años.