Ella pertenecía a otro plano material. Con su cabello de plata y sus ojos de aguamarina siempre prendidos de un infinito inalcanzable. Nosotros, pobres mortales, andábamos a trompicones por la vida, ella fluía, casi sin rozar la materia.
Me fascinaba. Y hubo un tiempo en que confundí ese sentimiento tan intenso con amor. La amé o creí amarla. Ahora no estoy seguro.
Cometí un error. Porque el amor humano es egoísta y posesivo. Y no cabía en su naturaleza, ni en la mía, ni en la de nadie, poseerla. Su amor era incondicional y tan libre como el viento. Amaba a todos y todo y a nadie y a nada.
Pequé de desear mostrarle el amor carnal, el placer de la carne. Pequé porque es un pecado querer amar a un ángel.
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Cuentos para adultos
Short StoryRecopilación de los relatos cortos que he escrito y seguiré escribiendo a lo largo de los años.