Era invierno nuevamente, los árboles completamente desnudos y cubiertos por la suave, fria neblina dando por completo un toque melancolico y tristeza, pero no tanto para el azabache de mirada gris que observaba el río con cuatela y neutralidad como esperando a que algo interesante pasace de la noche a la mañana o que alguien especial apareciera, fueron años de soledad que de cierta forma sentía que merecia por sus malas acciones en el pasado.
Volvio a ese crudo departamento que compro después de que la propietaria se fuera para siempre y nunca mas volviera.
-¿Papá eres tú? -.
Un pequeño niño se asomó por la puerta de la habitación tomado de la mano de una chica asiática que lo miraba con esa misma frialdad que el poseía. Se soltó de su agarre al ver que era cierto que su papá habia vuelto del trabajo y corrió a los brazos de Morfeo que no dudaron en cargarlo.
-Levi... -.
El Joven miró a su hermana que ahora tenía una vista bastante afligida teniendo una lucha consigo misma si era bueno enseñarle o no.
Las noticias de su amada.
-Quiero saber de ella -.
Por último la asiática suspiro con cansancio, le extendio el aparato electrónico de color negro brillante y tomo en brazos a su pequeño sobrino para llevarselo nuevamente a la habitación con la excusa de volver a jugar al monopolio. El hombre quedo en silencio observando el aparato en sus manos, se quito el chaleco dejandolo en el brazo del mueble y se sentó en el sillon en el mismo lado que ella solia sentarse, indeciso, pero nervioso encendio el celular.
Lo que vio, no fue lo que esperaba.
Claramente era ella, jamás podría olvidar esos ojos que reflejaban tranquilidad, pero ahora estaba mas cambiada; mantenía una melena que llegaba hasta sus hombros, ondulandose una ves llegando a las puntas, aun así lo mantenia perfectamente recortado, poseía una sonrisa hermosa y su piel se veía mas blanca que antes, claramente era porque en ese país hacia mucho mas frio que calor, era como vivir en invierno para siempre.
Y poseía un anillo en el dedo anular de su mano izquierda, que no se ocultaba por el misero brillo que este aún tenía.
Pero ella agarraba el vulto que al parecer era de un ser mas pequeño.
Y eso era un bebé.
Un pequeño niño, que mantenia la viva imagen de su amada junto con un toque ligero de la persona que se la arrebató llevandosela lejos sin que pudiera encontrarla o siquiera seguirla y que sonreía mientras posaba una mano en el hombro de su chica.
Hubiera querido partirle la cara.
Suspiró agotado y completamente derrotado, su amada ya estaba formando una familia con su esposo, habian pasado tantos años sin verla y sin mantener contacto con ella.
Seguia igual de hermosa como la ves que la perdió.
Hubiera deseado que quien estuviera tomando su mano sea él, que hubiera tenido un hijo con él, tanto como Edgar y el recién nacido que veía la camara curiosamente.
Pero eso solo era un sueño que podía ser realidad en su mente, no había podido volverse a enamorar, no la podía olvidar y con mucha razón entendía que ella estaba mejor sin él.
Mientras pudiera observarla atreves de una pantalla era suficientemente feliz.
Y ella también era feliz mientras lo llevara en su cabeza como un completo conocido.
Fin.
Ah me dolió terminarla, pero creo que ya era momento de que nuestra rayis fuera feliz.
Agradezco el apoyo que le han dado a esta historia y su seguimiento, junto con la eterna espera de que pudiera actualizarla, espero también poderles ver en otros futuros proyectos, les amo demasiado <3