Cap. XXXII: El amor en la rutina.

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Aaron  y yo habíamos acabado en la más aburrida rutina de nuestra relación. No podíamos hacer nada, aunque nuestro amor siguiese siendo muy fuerte, y ambos nos amásemos con fuerza, nos aburríamos el uno del otro: siempre los mismos planes, mismas peleas etc. Lo único que salvaba esa relación era el sexo. Lo peor era que temía que Aaron perdiese el interés sexual por mí, eso haría que rompiésemos. Y yo no quería eso. Yo quería que me sorprendiese como el primer día, cosas románticas de verdad, algo así.

—No me digas que estás aburriendo, Dani, por favor—dijo Aaron muy  preocupado.

—A ver, Aaron, ya no pones interés real en esta relación, y quiero que te esfuerces en que recupere el ansia de ti que sentía el primer día.

— ¿Estás rompiendo conmigo?

—No, ¡qué va! sólo te estoy pidiendo que seas más romántico conmigo de vez en cuando. No en plan cena, en plan algo que creas que me pueda gustar de verdad.

—Necesitamos pasión... pero eso no te basta... buscaré el modo de satisfacerte.

Sonreí apenado. No tenía muchas esperanzas en que hiciera algo realmente bueno... Pero era mi amor verdadero, y lo sabía.

Lo realmente extraño fue lo que pasó entre Ainhoa y Aura. Como os acordaréis, Aura estaba loquita por Ainhoa, y Ainhoa, que ya se había desenganchado un poco de Aaron (aunque seguía con la tontería), estaba soltera y siguiendo acostándose con hombres para ahogar su falta de amor con sexo. El caso es que un día se fueron juntas de marcha, a una discoteca. Aura os va a contar lo que pasó.

Chicos, ¿qué tal? Yo bien. Bueno, el caso es lo que ocurrió entre Ainhoa y yo esa noche. Habíamos quedado un día para salir a bailar y a ligar. Por supuesto, ella no sabía lo mío, para nada. Ella me consideraba una especie de amiga fea con la que ir a ligar, pero lo cierto es que ella no sabía que mi ligue para mí era ella.

Llegamos al sitio, y Ainhoa empezó a beber, yo sólo contemplaba cómo bebía. Estaba borrachísima, y para colmo, se puso a vomitar a lo bestia. Le sujetaba el pelo, la pobre lo estaba pasando mal. Entonces comprendí que era una perfecta ocasión para intentar algo con ella.

La llevé a su casa, ella iba que no conocía, por suerte.

—Aura, para de mover el coche.

—Vale, vale. (Qué pedo está, coño)—pensé.

— ¿Te gusta mi ligue? Se llama Anton... Burlp—dijo con una náusea.

—Sí, sí, es muy guapo.

Cuando llegamos a su casa, todo fue tan rápido y tan fácil.

La duché con agua templada, estaba demasiado mal. De todas formas no mejoró demasiado. Aunque estuviese enamorada, me daba igual abusar de ella. Yo quería perder ya la inocencia lésbica. Siempre llevaba conmigo mis cosas, y estaba orgullosa de poder usarlas.

— ¿Ves? Ahora te quito el pijama y nos metemos a dormir ¿vale?

—Vale, Aura—dijo sin conocer.

Entonces empecé a besar su cuello frío y a estimular ciertas partes muy erógenas. Ella se puso a tono en seguida, pensaba que estaba con un tío y empezó a buscar por ahí abajo, como si buscase un pene del que mamar.

En cambio, yo bajé a su zona inguinal, depilada y suave, y empecé a explorarla con besos malintencionados. Ella gozaba de eso, no se quejaba. Empecé a tocar su pecho suavemente, con caricias. Me estaba encantando.

Cogí un bonito vibrador rosa de mi bolso y comencé a introducírselo por ese conducto tan usado por tíos, y tan poco por aquel tipo de aparatos. Tardó pocos minutos en tener un orgasmo. Para no hacerla sospechar, yo misma me estimulé con ese mismo vibrador, y dormí abrazada a ella, sintiéndome un poco culpable de lo que acababa de hacer.

Con un beso y una rosa (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora