Mi verano no fue para nada como el de Aaron. Como sabréis, yo no sabía absolutamente nada de los cuernos de Aaron, ni del embarazo de Irea. Aunque sí intuía que me estaba engañando con otro. Quizás otra. Y eso no me lo podía quitar de la cabeza. La duda acerca de la bisexualidad me mataba, ya que aparte de que mi novio era increíblemente guapo, le calentaba todo lo que se movía. Todo.
Aaron se fue a Oropesa con su familia, yo me quedé en mi casa el resto del verano. Ocasionalmente quedaba con Marina, Celeste y Gus; por cierto, se me olvidó mencionaros que Celeste se enrolló con su "hermano" en Irlanda. Este se llamaba Theo y era muy guapo. Lo cierto es que hacían buena pareja. Bueno, lo importante era que me aburría como una ostra, no tenía amigos de verdad con los que estar, no tenía familia disponible, y mis tíos no dejaban que me fuera de vacaciones, aunque ellos estuviesen en Nueva York, por motivos de trabajo.
El tiempo pasaba lentamente. Yo pensaba, pensaba. Me aburría, me aburría. Todos los días hacía lo mismo: me levantaba temprano y me iba a correr, cuando aún no hacía demasiado calor; luego en mi casa, me dedicaba a hacer abdominales y esas cosas, y me pasaba toda la tarde durmiendo. Hacia las ocho, quedaba con Marina, Gus y Celeste e íbamos a cenar. Algún día fuimos a alguna discoteca, pero Marina y Gus iban a ligar a saco, y eso hacía que Celeste y yo quedásemos recluidos.
Las semanas pasaron, y me di cuenta de que Irea había dejado de hablar conmigo. Yo no lo sabía entonces, pero claramente se sentía culpable.
Por fin volvió Aaron, pero en los primeros días hacía como que no quería acostarse conmigo, no sabía por qué (en ese entonces).
Las conversaciones eran siempre:
— ¿Y qué tal en la playa? —pregunté.
—Bien, mucho sol, mucha pasta, a lo mejor te puedo invitar a cenar y todo—reía Aaron despreocupado, aunque nervioso.
— ¿Y qué tal con Irea?
—Bien. Quedábamos casi todos los días.
— ¿Nada más?
— ¿Y tú, qué tal?
—Pues mal. No me he ido a ninguna parte y te echaba de menos.
—Tienes que aprender a vivir sin mí.
—Lo sé. Pero te quiero tanto...—dije acariciándole el torso.
Pero él a esas señales sensuales se alejaba.
— ¿Qué pasa, no quieres que lo hagamos?
—Estoy bien.
—Ya... pero yo no.
—Tienes razón. Pero en serio, estoy muy cansado, no quiero hacértelo.
— ¿Y cuando estoy cansado yo no cuenta?
—Claro que sí pero...
— ¿Pero qué, o sea eres capaz de que lo hagamos cuatro veces sin preguntarme si quiero, pero cuando yo quiero tú no quieres?
—Vale...—dijo quitándose la camiseta.
—No, así no quiero. Yo no quiero que lo hagas contra tu voluntad.
— ¡Aclárate! ¿Vale? ¡¿Quieres que te folle o no?!
—Déjalo.
—Bueno, venga, vamos al cine. Perdona...
—No quiero pelearme contigo.
—Yo tampoco—dijo dándome un beso picarón.
Fuimos de la mano al cine. Vimos una de superhéroes.
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Con un beso y una rosa (Gay/Yaoi)
Storie d'amore¿Eres un adolescente? ¿Eres homosexual? Entonces ya tienes algo en común con el protagonista de esta historia. Daniel Villanueva cae rendido ante los encantos de otro chico... Aaron Mendoza. A lo largo de la historia, se va desarrollando una trama q...