El corazón de una Cullen
Capítulo XXI
Reconciliaciones
La fiereza con que Alexander me había atraído a su rostro para besarme solo se comparó con el frenesí que seguí para postergar el gesto. Un jadeo se quedó encerrado en mi garganta cuando su lengua traspasó sin pudor los límites de mi boca.
Sus manos. Acogedoras y cálidas me sostuvieron el rostro por las mejillas por un largo rato. A pesar de que nuestros cuerpos comenzaban a emitir ligeras vibraciones, fruto de la excitación, lo cierto es que parecía más interesado por el momento en postergar aquel gesto.
Sus labios, fieros danzando con los míos, parecían no tener prisa por dejar su actividad. Y es que, en un punto noté cómo el ritmo bajó para hacer los besos mucho más profundos si es que eso era posible.
El roce de sus dedos en la piel desnuda de mi garganta me estremeció todo el cuerpo y me hicieron olvidar por completo el motivo que nos llevó justo a aquel momento. Aunque no habría importado si lo hubiera recordado de todas maneras, pues cada parte de mi cuerpo lo exigía a él. Total y plenamente.
Estaba consciente que la situación quizá no era la más adecuada, no cuando a un par de kilómetros había por lo menos una docena de vampiros esperando mi regreso. Pero sus exquisitos labios y su dulce aroma me tenían tan embriagada que cuando sus manos descendieron hasta mi cintura para acércame a él, simplemente enloquecí.
Sentí su excitación en una de mis piernas y para antes de que pudiera pensar en la posibilidad de siquiera llegar a la cama, el rasgar de nuestras ropas fue lo único que se escuchó.
La primera vez que habíamos estado juntos fue perfecto, sin embargo, en aquella ocasión había algo diferente; sentía que existía una conexión incluso más profunda, quizá fruto de los años pasados desde que nos conocidos y todo ocurrió.
Cierto era que parte de la experiencia se la atribuía a mi adicción a él, a su presencia. Habían sido 15 años de pensarlo siempre, de recordar su tacto, sus labios en mi boca y cada tramo de mi piel, que tenerlo a él, un ser perfecto, aprovechando cada parte de mí, deseándome también, me hicieron sentir especial y querida.
Así que me dejé llevar.
-Eres tan hermosa... -me soltó de repente, sin dejarme de ver a los ojos.
Justo en aquel momento me encontraba encima de él, subiendo y bajando al ritmo de nuestra excitación. Ambos nos encontrábamos sentados, y por ello nuestros cuerpos estaban aún más cerca. Pese a que yo me encontraba ciertamente disfrutando de aquel placer carnal, de todo él, no podía negar que me sentía como hipnotizada viéndolo.
Parecía que él sentía lo mismo, pues aunque en aquel momento ambos nos encontrábamos mostrando la parte más vulnerable de nuestro ser y alma, nuestras miradas no se desviaron del otro, como si en aquel gesto buscáramos en el otro, develar lo más profundo del ser.
Escucharlo decir aquello me estremeció.
Jamás había experimentado algo así antes, y aunque una parte de mí estaba temerosa –pues no evitaba recordar lo tormentoso de mi vida junto a Demetri o Daniel-, que Alexander, mostrándose como todo él era en su ser hermoso y perfecto, estuviera ahí para mí me hacían creer por primera vez en el amor que se podía sentir hacia otro ser.
Era un terreno inexplorado y totalmente nuevo, a pesar de que era obvio que en mi corazón Alexander se había quedado desde el inicio. Por ello, escucharlo decir aquello me sacaban de órbita de formas que no creí.
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El corazón de una Cullen
FanfictionLuego del nacimiento de Renesmee, la integrante más joven de los Cullen, la familia entera iniciará un cruzada por reunir voces amigas que den fe de la verdadera naturaleza no peligrosa de la hija de Bella y Edward. Forks se verá plagado de vampiros...