De pequeñas grandes cosas

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El corazón de una Cullen

Capítulo IV

De pequeñas grandes cosas

Aunque mi familia no estaba del todo contenta por la revelación que había hecho al resto del grupo al evidenciar que tenía el don de Bella, lo único que atiné a hacer fue el hablarles a la mitad a fin de protegerme y a ellos de los Volturi.

Luego de la dramática presentación que había interpretado con las Denali me había vuelto el objeto de atención de más de alguno. Por ello y aunque estaba incómoda, lo único que les dije fue que mi capacidad era poder adquirir un solo don siempre y cuando lo entendiera y lo desarrollara, algo que me valía tiempo y dedicación.

Si bien no les había dado más detalles, por temor a revelar algo que me pusiera en evidencia en vista de la habilidad de Maggie, del clan irlandés, de detectar las mentiras, lo dicho bastaba por el momento a fin de ayudar a mi cuñada a potencializar un don que nos serviría en contra de los gemelos Jane y Alec.

-¿Puedes hacerlo de nuevo, por favor? –Me suplicó Bella.

Yo miré a Emmett quien se ofreció para el ejercicio. Mi hermano asintió apenas y se acercó nuevamente a Kate quien era la única cuyo don nos servía para el objetivo.

Me alejé de toda distracción y aunque cada vez me costaba menos trabajo sacarlo a relucir, cierto era que ponía toda mi determinación para darle más confianza a Bella y al mismo tiempo para mejorar mi capacidad.

En cuestión de nada la capa traslúcida tornasol salió de mí y cubrió a Emmett quien –tras una señal mía- fue tocado por Kate en el brazo para propiciarle una descarga eléctrica considerable.

-Ya casi no se siente nada... -dijo Emmett ahora más animado.

Aquello nos sorprendió a todos los presentes pues si bien los últimos días el escudo había logrado dejarlos ilesos del poder de Kate, cierto era que sentían dolor aunque apenas el soportable para seguir. El que ahora se sintiera menor el dolor significaba solo una cosa: era cuestión de perfeccionarlo para lograr proteger de manera total a terceros de dones más físicos.

-Cierto es que me resulta más fácil exteriorizarlo. Lo siento más moldeable –solté.

-Esto nos dará una considerable ventaja por sobre los Volturi –soltó con su característico acento, Stefan, uno de los rumanos quien se encontraba recargado en un árbol viendo todo-. Tenemos a dos Cullen con el escudo, una más avanzada que otra, si lo logran mejorar lo suficiente para cuando llegue el momento, quizá podríamos tener nuestra mejor ventaja...

Vi cómo Bella lo observó molesta. Pese a que eran varios los que presenciaban aquello, entre el público se encontraba Renesmee jugando con Jacob fuera de la casa. Pese a que seguían en sus cosas, la niña no perdía vista de su mamá por lo que no sorprendió que mi cuñada estuviera a punto de soltarle algo de no haber sido por la intervención oportuna de Edward quien insistió en que no se llegaría a ello.

-Bien, creo que lo tengo... -dijo mi cuñada después de unos momentos de intentarlo más.

En esta ocasión Emmett, y por obvias razones, no se quiso involucrar pues en los últimos intentos se había llevado un par de buenas descargas de Kate que lo dejaron en el suelo. Por ello, y casi me atrevo a decir que con un ligero toque de temor mi hermano–quien también se había llevado lo suyo- se acercó.

Cuando vimos a Edward retorcerse del dolor pero soportarlo, entendimos que Bella había adquirido un avance, sin embargo éste fue minúsculo debido a que casi al instante mi hermano cayó de lleno al piso, logrando así que los ánimos se disiparan un poco ante los lamentos de Bella al disculparse con su esposo.

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