capitulo 7

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-Anastasia-mire a Erwin haciendo que se exalte un poco- explícanos que ha pasado realmente allí fuera-

Mire a mis compañeros los cuales no me quitaban el ojo de encima, me sentía como una hormiga con ellos.

No lo podía negar, tenía miedo, y odiaba con toda mi alma que la gente me viera sentir miedo, mi cuerpo no dejaba de temblar, me levante lentamente del suelo y me deje caer en una de las sillas soltando un gran suspiro.

Mi ansiedad estaba creciendo de solo pensar que podían matarles a ellos también, y todo por mi maldita culpa, empecé a morderme los guantes por inercia ante los nervios.

-Está bien...pero esta conversación quedara entre nosotros, no quiero que nadie más esté involucrado en todo esto, ¿entendido?-los mire seria casi matándolos con la mirada aunque por dentro me moría de miedo.

-Está bien, no diremos nada, pero antes, déjame al menos que te cure mientras nos cuentas, ¿vale?-se sentó en el suelo frente a mi Hange con un maletín de médico.

-De acuerdo...bueno, vamos a empezar...ayúdame Hange-me quite mi ropa con su ayuda quedando en ropa interior y con mis vendas que estaban bien aferradas a mi cuerpo y de las cuales estaban manchadas de sangre en la parte de mi brazo y en la de mi pierna.

No me daba vergüenza estar así frente a ellos, nos conocemos desde hace cerca 6 años, no hay nada que no nos hayamos visto a excepción de mí, que siempre iba con mis vendas a todos lados para evitar preguntas incomodas.

Empecé a quitarme las vendas de mi cuerpo dejando ver poco a poco las múltiples cicatrices en mi cuerpo, me volví a sentar y Hange se puso primero con la herida de mi brazo.

-Yo...si tengo un apellido, es Ackerman, mis padres eran los guerreros más poderoso de un clan llamado "Clan de los Ackerman", eran los principales protectores del rey de las murallas-mire como Hange estaba cogiendo puntos en mi herida después de limpiarla bien y de asegurarse que estaba limpia para después poder venderlas.

-Desde hace años, al parecer estuvimos siendo perseguidos por la policía militar bajo las órdenes del rey, según me contaron y recuerdo éramos un clan muy fuerte, pero nos fueron secuestrando y cada día, mataban a alguien mientras los demás éramos torturados por días- lleve mi mano sana a mi cabeza al recordar aquellos momentos en los que estuve con mis padres en esas mazmorras junto con los demás compañeros de mis padres.

Los tres estaban en silencio escuchando mi historia atentamente, Hange no me quitaba el ojo de encima mientras ahora curaba la quemadura de la pierna con cuidado de no lastimarme.

-Tan solo tenía ocho años cuando nos capturaron, pero aun así mis padres no me ocultaron nada de mis orígenes, de su trabajo y de su día a día, al contrario, fui entrenada desde muy pequeña para ser lo que soy ahora, pero un día un desgraciado...por qué no tiene otra palabra...nos vendió...el muy traidor nos entregó en bandeja de plata diciéndole al mismísimo rey donde nos ubicábamos mis padres y yo, con tal de unirse a ellos y salvarse el puto pellejo...-apreté mis puños volviendo mis nudillos blancos y mis uñas se clavaban en mis manos.

-A mis padres y a mí nos querían dejar los últimos, por ser los más importantes, pero eso no quitaba que nos torturaran cada día, nos clavaron todo tipo de armas, apagaron decenas de cigarros en nuestro cuerpo...y la peor fue...-mordí mi labio y preferí girarme para que vieran mi espalda llena de latigazos pero además, una gran R con una corona estaba marcada a fuego en mi piel desde mi nuca hasta la mitad de mi columna vertebral, escuche como se impresionaban ante mi marca-nos marcaron como si fuésemos ganado, solo para que aprendiéramos a no tomarnos la justicia por nuestras manos según ellos, nos tenían tanto miedo que prefirieron caer en lo más bajo...mancharse las manos de sangre inocente...-me gire a verles, estaban aún perplejos por mi relato-

Libertad Y Justicia-Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora