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Jungkook había vivido toda su vida dentro del castillo, como descendiente directo de Donghae, en algún momento formaría parte de la organización del hotel, por lo que había dedicado la mayor parte de su vida a aprender como manejarlo. 

Su madre Jeon Somin, no estaba realmente interesada en hacerse cargo, por lo que al ser el único nieto de Conde, era su deber hacerse cargo del negocio familiar. Si bien, eran vampiros y por ende inmortales, su abuelo había demostrado en varias ocasiones que le encantaría que heredara su puesto.

-- Jungkookie --musitó una voz sobre él intentando asustarlo pero fracasando en el intento como en cada ocasión-- ¡Oh, vamos! ¿Por qué nunca te asustas?

-- Te escuché.

-- Eso es mentira --gruñó el contrario-- Somos vampiros, no hacemos ruido al caminar genio.

-- Tienes razón, pero si tenemos buen olfato Woo --se burló jalando al castaño del cuello, ocasionando que cayera de golpe al suelo-- Y tu hueles a que te robaste galletas de la cocina de nuevo.

Wonwoo se levantó del suelo rápidamente, caminando junto al azabache-- En mi defensa puedo decir que Hobi fue mi cómplice.

-- ¿Al menos me trajiste alguna? -inquirió el menor levantando una ceja recibiendo un asentimiento en respuesta-- ¿Qué esperas para darme una? 

-- Aquí tiene su alteza --soltó el castaño burlándose con una reverencia-- Por cierto, tu abuelo te está buscando.

-- Debiste decir eso primero Woo --musitó Jungkook metiendo la galleta completa a su boca antes de comenzar a correr-- ¡Te veo más tarde!



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Taehyung por su parte, había pasado toda su vida en Daegu, en la pequeña granja de su familia junto a sus padres y sus dos hermanos menores. Había tenido una infancia y adolescencia normal y feliz, sin embargo, se caracterizaba por una inmensa curiosidad, siempre había deseado conocer acerca de todo lo que lo rodeaba y que había más allá, siempre buscando respuestas, no aceptando nunca quedarse con la duda. 

El primogénito de los Kim siempre había pedido dos cosas para su cumpleaños número veintiuno, un pasaje de avión y una reservación en el Hotel Transilvania.

Porque si había algo que Taehyung quería desde que supo que los monstruos (como solían llamarlos los humanos, él prefería llamarlos seres especiales) habían abierto las puertas del hotel para cualquier público, era conocerlos. La curiosidad por conocer todos sus secretos y todas las habilidades que estos poseían, de saber que tan diferentes eran sus vidas y si también tenían sentimientos como cualquier humano.

Hotel Transilvania | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora