4. ¿El símbolo de quién?

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[N]

—Percy, no sé de que hablas—le digo después de esquivar su espada con un movimiento de muñeca que me ha salido de milagro.

—¿Que no sabes? Vamos, Nico, puedes mentir mejor, lo sé—me dice Percy con la voz entrecortada. Manda un mandoble en mi dirección y vuelvo a esquivarlo. Le sonrío.

—¿Estar interesado en una chica? ¿En Aimee? Estás jodiéndome, es eso—murmuro sin apartar mis ojos de las espadas.

—¡Por favor! ¿Te has mirado? Estás sonriendo, ¡sonriendo!—Me río junto a él y, cuando estoy a punto de contradecirlo, me encuentro siendo interrumpido.

—Está bien, chicos. Pueden descansar—nos dice Quirón.

Mis brazos caen rendidos a cada uno de mis costados y repentinamente me siento nervioso.

Nervioso de la misma manera que cuando había dejado a Aimee en la puerta de los bañadores. Me había quedado como un idiota parado, y ella me había despachado con un "No pensarás entrar conmigo, ¿o sí?" y una de sus risitas socarronas. He salido de ahí hecho un demonio. 

Me sonrojé tan rápido que me dio miedo.

—Entonces, ¿vas a avanzar con ella?—Escucho decir a Percy, regresándome al presente.

—¿De qué hablas?

—¡De Aimee!

—Por el mismísimo Hades, Percy. Lleva un día aquí, no te precipites—le digo tan casualmente como puedo. Siento mi debilucho corazón latir a un ritmo más rápido. Me asusto. ¿Quién es esa nueva campista que en un día me acelera el pulso? ¿Qué ocurre? Me repito las preguntas muchas veces, sin encontrar respuesta.

—Cómo sea. Las chicas de Afrodita ayer los vieron hablando y riendo mucho. Ya sabes, Afrodita tal vez les eche la mano. De todas formas sí que es posible que se fije en ti. Me refiero a que... tal vez se fije en tu lado chico malo, ya sabes...—comienza a balbucear, y yo lo fulmino con la mirada.

—Cállate, Jackson. Además, no creo que Afrodita ayude nunca a una pareja...

Suelta una sonora carcajada, luego se calla de golpe.

—¿Qué?—Le digo vacilante. Él me mira y me zarandea por los hombros.

—¡Significa que has tomado lo tuyo con Aimee como una probabilidad!—Hay emoción exagerada en su voz. 

Me aparto de golpe y salgo de ahí, mientras él ríe.

—Te puedes pudrir, Jackson—le grito medio bromeando ya a lo lejos.

🍁🍁🍁


Voy de camino a las duchas cuando alguien se tropieza conmigo.

Me sobresalto al ver a Aimee con unos pantalones cortos, una chaqueta encima y una coleta alta, mirándome detenidamente y viéndose tan condenadamente atractiva.

—¿Qué?—Le digo cuando sé que no se quitará de enfrente. 

—Te he escuchado hablar con Percy Jackson—declara. 

Siento mi cara demacrarse por la incredulidad, pero enseguida me recompongo.

—Supongo que ahora eres tú la que me acosa a mí.

—Te equivocas—sonríe de lado—quería verte sudado más de cerca. Además, aunque no te guste, tú tampoco eres mi tipo. 

Frunzo el ceño al recordar que estoy hecho una porquería, y las frunzo aún más al ver su sonrisa aprobatoria.

Hijo de Hades; Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora