9. Agradecimientos forzados y un casi beso.

9.8K 720 29
                                    

[A]

No conozco de tanto a Nico, pero nunca me imaginé que podría estar tan desesperado como ahora.

Desde que Quirón habló con él y le contó los sucesos con Eris, ya parecía fuera de sí. Incluso cuando ya se le ha hecho saber que estamos al tanto, con la guardia arriba y dispuestos a lo que sea, presiento que él no encontrará paz hasta que esta cosa de la misión comience.

Estamos reunidos en la enfermería como antes lo estábamos en la Casa Grande. El chico —Will Solace— parece estar muy bien preparado para estas cosas, a pesar de su corta edad y su apariencia desgarbada. Resulta que trabaja con una eficiencia increíble y serena, lo que le hace lucir brillante y encantador. Confiable. Una palabra que comienza a hacerse familiar cuando se habla de las personas que rodean al pequeño hijo de Hades.

Doy un nuevo vistazo a Nico; frunzo los labios con preocupación al ver su rostro demacrado por la incertidumbre y las crecientes ojeras oscuras que hacen contraste con su pálida piel. Podría jurar que se despertó más de una vez por la noche.

Parece más tranquilo cuando por fin me animo a acercarme, aprovechando que el resto de los chicos están ocupados con Quirón.

—Will, estoy bien. En serio—escucho a Nico hablando con el chico rubio. Parecen ser cercanos, pues se lo pide como si fuese su hermano mayor.

—¿Ese es tu intento de salir de aquí? Mírate, te ves tan mal como la última vez que tuviste problemas con tus cosas del Inframundo—impasible, como siempre. Incluso parece esconder una sonrisa con desdén.

—¡Estoy retrasando la misión!

—Si no cooperas, terminarás echándola a perder. Descansa unas horas más y podrán salir al atardecer.

—Pero...

—Pero nada.

—Eres un tirano, Solace.

—¿Mh? Soy un sol. Tu sol.

—Por favor, no uses esa técnica para convencerme...

Will suelta una carcajada. Nico, por su parte, parece avergonzado y molesto.

—Will tiene razón, Nico. Él es el enfermero—intervengo de repente. Parece ligeramente agradecido, sus ojos gritan gracias por interrumpir esta escena gay.

—Doctor—me corrige Will.

Bufo ligeramente.

—Lo que sea.

—Está bien, me quedaré aquí sin hacer nada estando perfectamente—contesta Nico con sarcasmo. Le hago mala cara.

—Ya basta, deberías estar agradecido de que nos preocupamos por ti—técnica número doce, desbloqueada.

No sé en que momento Will ha desaparecido. Le agradezco mentalmente por dejarnos solos y aprovecho para sentarme en el borde de la camilla.

Ni siquiera yo sé porqué lo hago.

—No lo estoy. Sólo me hacen sentir inútil—lo dice mirándome directo a los ojos. Me siento indignada.

—¿Sabes por qué más deberías estar agradecido?

—Déjame adivinar. ¿Por haberte conocido?—Lanza un resoplido. Abro la boca fingiendo dolor.

—Me hieres. Pero sí, por eso y por tener amigos que te quieren, Calaveritas—hago ademán hacia el grupo de chicos que hablan seriamente con Quirón del otro lado de la habitación. Demasiado lejos para escuchar y ya con algunas mochilas y provisiones encima.

Hijo de Hades; Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora