Capítulo extra: ¿quién es André?

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¡Hola, una vez más!

Escribí esto en 2017 con motivo de conmemorar los dos años que llevaba publicada la historia. Ahora, en 2018 (espero que sea mi última vez editando todo esto, lol), se cumplen tres. Mi pequeño proyecto loco ya es toda una cosita vieja.

Sigue leyendo si quieres saber qué pasó con Aimee y André (¿cómo no se me ocurrió un mejor nombre? sjfsjf)

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Sigue leyendo si quieres saber qué pasó con Aimee y André (¿cómo no se me ocurrió un mejor nombre? sjfsjf).

Laura M.

🍁🍁🍁

[A]

Las estocadas resuenan con estruendosa cercanía y los susurros continúan a mi derecha. Me esfuerzo para no escucharlos, lo juro por los Dioses, pero me es imposible cuando pronuncian su nombre.

—Me dijeron que es idéntico a este chico...Di Angelo—. Es la primera voz. Femenina, irritante.

—Umh, sí. Él era un chico alto y delgado también.  A veces gritan de la misma forma, y ya ves que se viste de negro, igual que el otro. Pero Lentell es más...

—¿Más accesible? 

Frunzo el ceño al percibir la picardía tiñendo sus palabras. No tenía idea de que fuera posible saber cuando las chicas tenían ese tono. Ahora lo sé. 

Doy un ligero vistazo a mis espaldas, donde reconozco algunas chicas sentadas en las gradas. Hay hijas de Afrodita y algunas de Deméter. Les miro ceñuda pero parece que no reciben el mensaje. El sol dándome directo a la cara no ayuda mucho.

La riña imaginaria con todas ellas deja de importarme cuando él finalmente aparece en mi campo de visión. Suspiro lenta, dolorosamente.

Tiene el cabello pegado a la frente debido al sudor y una sonrisa descarada está instalada en su rostro. Sus ojos están llenos de vida; y no lo digo porque me miren a mí y yo misma me sienta con energías renovadas, lo digo porque de verdad parecen amar todo lo que ven. Parece... bueno, como André.

—Aimee, ¡le he pateado el trasero! No me la creo. ¿Viste la paliza que le dio al anterior? Y yo voy y se la regreso. ¿No estás orgullosa?—Se sienta a mi lado y le extiendo una botella de agua.

Bebe agua lentamente y juro por los Dioses que no necesito ser hija de Apolo para escribrir un poema sobre esto. La manzana de Adán en su cuello se mueve arriba y abajo, él suspira y me sonríe de nuevo. Me doy cuenta de algo impresionante: a sus 17 años, su larguirucho ser no tiene nada que envidiarle a nadie.

—Está bien, Andreus, que no se te suba a la cabeza. Cualquiera le gana a Logan.

—¿Por qué me llamas Andreus? Tener Lentell por apellido ya es demasiado. No quiero un apodo.

Hijo de Hades; Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora