xvi. por el arte

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Dean y Miriam desde ese día se hicieron más amigos, en esa semana se notó que su relación de amistad creció más

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Dean y Miriam desde ese día se hicieron más amigos, en esa semana se notó que su relación de amistad creció más. Solo una semana, y ya de nuevo se encontraban en miércoles.

―¡Hannah! ―gritó Miriam al ver de lejos a su amiga de Hufflepuff, cuando ella escuchó se dio la vuelta y se acercó hasta dónde se encontraba la francesa.

―Oh, hola Miriam, ¿qué te pasa? ―preguntó amable la chica.  

―Vas a arte luego, ¿no? ―dijo mientras se colocaba la mochila.

―Creo que sí, el anterior miércoles no vino nadie excepto yo... Así que Lucas decidió cancelar la clase y me volví a mi sala común a escribir poemas por mi cuenta.

―Ah, ya te iba a preguntar que qué habíais hecho, creo que ya no hace falta, ¿no?

 ―No creo ―confirmó sonriendo―. Pero bueno... a lo mejor hacemos algo de temática de San Valentín, me comentó que en cuanto llegaran más lo haríamos, pero no lo sé.

―Pues ya veremos que nos depara hoy la clase... esto siempre me emociona.

―Bueno, me tengo que ir, me toca pociones... Deséame suerte.

―Yo tengo la hora libre, luego te veo, Hannah, ¡y suerte, claro! 

Fue al patio, y esperaba que nadie no deseado la interrumpiría en ese momento, por lo que se sentó a dibujar. Sacó su libreta y empezó a pintar trazos.

―Hola linda ―saludó una voz detrás de ella.

―Annette, cariño, ¿qué tal? ―contestó sin despegar la vista de su libreta, viendo que quedaría mejor.

―Bastante bien... ¿Quieres escuchar chisme o seguir con ese dibujo? ―soltó la morena, sentándose al lado de su mejor amiga. 

―Ya me estás contando ―Miriam apartó todo su material.

Miriam no era la persona más fanática de los cotilleos, pero si era de alguien cercano a ella le encantaban, sobre todo si se trataba de chismes sobre la vida de su mejor amiga.

―Me encanta cuando haces eso, eres demasiado cotilla ―dijo Annette poniendo el brazo por encima de los hombros de la rubia.

―Sí,  sí, lo que digas, pero empieza a soltar lo que me tengas que contar... ―Miriam tuvo una ligera idea de lo que podría ser―. Oh, por fin, Fred te ha besado.

―No, Fred me ha besa...  ¿Cómo lo sabes? ―preguntó pasando sus brazos por los hombros de su amiga―. Eres demasiado inteligente. 

―Lo primero, eres demasiado evidente, si hubieras besado a otro chico también habría sido chisme, pero lo harías con aire de superioridad y no con esa cara de enamorada que me traes. Lo segundo, yo no soy inteligente, todo lo que se lo he aprendido de Isabelle ―comentó divertida con la situación― Bueno, ¡deja de preguntar y cuéntame todo!

𝐒𝐎𝐌𝐎𝐒 𝐀𝐑𝐓𝐄, dean thomasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora