iv. calamar a la fuga

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Miriam ya se había empezado a acostumbrar a su vida en Hogwarts, aunque si la chica era totalmente sincera habría dicho que les mandaban una montaña demasiado grande de deberes

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Miriam ya se había empezado a acostumbrar a su vida en Hogwarts, aunque si la chica era totalmente sincera habría dicho que les mandaban una montaña demasiado grande de deberes. Pero igualmente las intentaba llevar al día, no quería saltarse ninguna clase de arte por no haber terminado un trabajo.

En esos momentos Miriam estaba haciendo una redacción de astronomía para la profesora Sinistra, la redacción era para la media noche y se le había traspapelado. Todo el mundo cometía errores, ¿no?

Estaba a punto de acabarla cuando Harry y Ron se sentaron cerca suyo con prisa y un largo pergamino en blanco cada uno.

―¿Tú tampoco has hecho la redacción? ―preguntó Harry, de manera esperanzada.

―No, se me pasó por completo, aunque ya la estoy terminando ―suspiró aliviada―-Menos mal que llevo todo lo demás al día.

En ese momento Harry Potter y Ron Weasley comenzaron a escribir a una velocidad que casi rozaba lo sobre humano, ni siquiera contestaron a Miriam de lo concentrados que estaban

Los chicos se sentaron y empezaron la redacción sobre Júpiter y sus prácticamente interminables lunas.

Después de un rato, Miriam terminó y justo llegó Hermione y miró por encima las redacciones de sus amigos.

―Ron, la luna más grande de Júpiter es Ganimedes, no Calixto ―le corrigió Hermione― y la que tiene los volcanes es Ío.

―Gracias ―agradeció secamente, de manera molesta, para después borrar todo lo que tenía mal.

―Lo siento, yo solo... ―intentó disculparse la chica.

―Mira Hermione, si solo has venido para criticar... 

―Te ha corregido un error ― intervino Miriam―, yo creo que deberías estar agradecido, así no te lo tendrá que corregir Sinistra en frente de todo el mundo, ¿sabes?.

Ron se quedó callado, mirando fijamente a la francesa.

―Perdón... ―se dirigió a Hermione―. Miriam tiene razón...

Hermione asintió, aceptando la disculpa.

―El caso, he venido aquí porque se me ha ocurrido una idea, bueno espera que llegue Amelia y la idea ha sido de las dos. ―en ese momento llegó Amelia a la sala común.

―¿Ya se lo has contado? ―preguntó la chica.

―Te estaba esperando para que lo contáramos juntas, la idea ha sido de las dos, ¿no?

―¿De qué se trata? ―cuestionó Harry.

―A ver, lo primero, creemos que tenemos que hacer algo con Umbrige, y urgentemente

―¿Envenenarla? Porque estoy totalmente de acuerdo.

―No, en serio Ron... Tendríamos que decir algo sobre lo mala profesora que es y sobre el hecho de que con ella no aprendemos nada de Defensa ―empezó a decir Hermione.

𝐒𝐎𝐌𝐎𝐒 𝐀𝐑𝐓𝐄, dean thomasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora