ii. hola... ¿eres miriam?

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―Mmh, una alumna de más edad

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―Mmh, una alumna de más edad... No se suele ver. Está en posesión de un alma creativa y artística. El arte es muy importante en esta cabeza... Pero sobre todo veo que defiende lo que piensa y por lo que veo la ha llevado a más de un problema, pero siempre son resueltos con tenacidad y valentía ―y para pronunciar las siguientes palabras el sombrero ya no hablaba dentro de su cabeza―. ¡GRYFFINDOR!

La mesa en la que estaba Hermione estalló en aplausos, Miriam fue con ella, que estaba al entre Ginny y Amelia y enfrente de Ron y Harry. Comieron y Dumbledore dio un discurso cuando una señora regordeta vestida de rosa que Dumbledore había presentado como Dolores Umbridge le interrumpió en medio de este. 

―Gracias, señor director, por tan amables palabras. ―pausó un momento― Que agradable es ver tantos rostros felices y sonriéndome ―Miriam se extrañó, todos estaban con cara expectante o de repulsión― Estoy segura de que todos seremos grandes amigos...

―Si claro ―dijeron dos chicos idénticos que Miriam reconoció como George y Fred Weasley, las fotocopias,  por las cartas de Hermione.

―El Ministerio de Magia ha considerado que la educación de jóvenes brujos y hechiceros, es de vital importancia. Cada director a aportado algo nuevo a la historia de este legendario colegio ―miró a Dumbledore y este la sonrió por educación nada más parece ser― El progreso por solo progresar no puede continuar, hay que preservar lo que se tiene que preservar, perfeccionar lo que se debe perfeccionar y eliminar las prácticas que deberían prohibirse.

―Gracias profesora Umbridge, eso fue muy... motivador ―murmunó Dumbledore de manera forzada mientras todos aplaudían con muecas de desagrado.

―¿Motivador? No digas tonterías ―susurró Ron.

―¿Qué significa toda esa palabrería? ―preguntó Harry.

Hermione respiró profundo y miró a todos con preocupación.

―Que el Ministerio está interfiriendo en Hogwarts ―su tono era claramente intranquilo.

Les mandaron a los dormitorios, para que descansaran después del viaje. Hermione y Ron, porque eran prefectos, se fueron a indicar el camino a los de primero, pero la profesora McGonagall paró a Miriam un momento.

―Señorita da Costa, si le parece bien a las cuatro tendrá un tour por los pasillos de Hogwarts con otro alumno de Gryffindor para que se familiarice con el castillo y no se pierda.

―Claro, ¿dónde espero al alumno? Pero podría mostrármelo Hermione, ya se ofreció, por eso de ser prefecta...

―Soy consciente de lo que la señorita Granger le comunicó, solo que los prefectos van a estar ocupados toda la tarde. El alumno, que yo elegiré personalmente, estará puntual en la entrada de su sala común a las cuatro de la tarde. ¿De acuerdo?

―De acuerdo, profesora ―respondió con educación.

Los alumnos de Gryffindor se empezaron a dirigirse hacia un lugar en pelotón, así que Miriam les siguió para encontrar su sala común. Y paseó por un montón de pasillos, subió escaleras que no se paraban quietas y miró una cantidad innumerable de cuadros con diferentes tipos de trazos para llegar hasta la sala común, y por lo que le habían dicho el dormitorio de las chicas estaba a la izquierda.

𝐒𝐎𝐌𝐎𝐒 𝐀𝐑𝐓𝐄, dean thomasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora