Transcurrió un día de muchas tensiones.
Yo estaba demasiado avergonzada con Ryan para mirarlo siquiera a los ojos. No hablábamos más de lo necesario. Una parte de mí seguía molesta por que Ryan hubiese preferido una amistad con un idiota y esa molestia era lo que me mantenía centrada en lo que era verdaderamente importante: vencer a Anthony.
Él se había vengado. Había tomado mi colchón y lo había lanzado al lodo que se había formado frente a la cabaña por la cantidad de agua que solté para ayudar a Brandon. Frederick tuvo que enseñarme a lavarlo, lo cual fue mucho más sencillo de lo que parecía gracias a mi control sobre el agua.
A la mañana siguiente, mientras Anthony aún dormía, pegué una banda de cera para depilación en cada una de sus cejas. Iba a arrancarlas y despertarlo, pero fue una mejor idea dejar que él mismo lo hiciera.
Por supuesto, el resto de aquel día tuve que soportar los increíblemente hirientes y nada ingeniosos insultos de Anthony. A excepción del tiempo que pasó en el baño, claro. Él, como yo, no admitía que era vanidoso, no obstante, todos sabíamos que las seis horas que pasó en el baño no fueron por una indigestión. Cada minuto de aquellas seis horas lo pasó viéndose al único espejo de la cabaña para decidir si se vería peor sin cejas o con dos enormes bandas de cera.
No pude evitar sonreír cuando sus gritos de dolor llenaron la cabaña. Yo estaba afuera entrenando con Frederick y aun así escuché a Anthony llamando a Brandon para que lo ayudara, después de maldecirme.
Esta mañana lo primero que hice al despertar fue tocar mi rostro y cabeza para asegurarme que mis cejas y cabello seguían conmigo.
Frederick no estaba en la habitación, seguramente había ido a desayunar. Percibí cierto olor a tocino cocinándose. Mi estómago gruñó mientras me vestía para bajar a la cocina.
Antes de abrir la puerta, miré hacia arriba para evitar otro incidente con pintura arruina-cabello. Fruncí el ceño al no ver nada.
Yo esperaba que Anthony para ese momento ya hubiese cobrado su venganza. ¿Se habría rendido?
Con esa idea en mente, bajé las escaleras de buen humor. Presentía que iba a ser un gran día, especialmente si Anthony al fin había renunciado al puesto de líder o, mejor aún, a su lugar en el Equipo Élite.
Saludé a Eagle y Michael, los únicos chicos en la cocina. Ambos estaban dándome la espalda al freír tocino en la sartén, hablando en voz baja, casi confidencialmente. Rápidamente al verme dieron por terminada la conversación y me devolvieron el saludo.
—¿Cómo amanecis-
Eagle se interrumpió a sí mismo al dirigirme la mirada por primera vez en el día. Se quedó en silencio, con los ojos ligeramente abiertos con lo que parecía ser sorpresa. Michael aún no me miraba, estaba enfocado en no quemar el tocino.
Fruncí el ceño sin comprender por qué Eagle se había quedado sin palabras.
Un segundo después comprendí. Suspiré y ladeé la cabeza para minimizarlo.
—No crean todo lo que ven en la películas, chicos —Reí. —Nosotras no amanecemos tan bellas ni resplandecientes como lo muestran. No hay labial, máscara ni cabello peinado. —Resoplé. —Terminando el desayuno iré al río a lavarme. De cualquier manera, no es como que me vea tan mal sin maquillaje... ¿o sí? —añadí al ver que Eagle seguía sin poder pronunciar algo coherente.
En ese momento Michael se dio la vuelta para entregarme un plato con el desayuno de cada mañana y, al verme, lo soltó. Al ser de plástico, el plato cayó ruidosamente pero no se rompió, solo se cayó algo de la comida que llevaba encima.
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Anormal | 1
Fantasía"Nada puede ser normal" La Academia de Artes y Defensa es una institución de gran prestigio, aunque no es conocida por cualquiera... solo por aquellos que tienen poderes. Cada diez años, un Equipo Élite es seleccionado para representar a la AAD...