18. Tregua para la misión

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Los planes de la fiesta quedaron cancelados tan pronto como Andrew y Kira aparecieron en la cabaña para asignarnos la nueva misión.

Habían pasado dos días desde que había reparado el baño. Algunos chicos se habían tomado el tiempo y paciencia de enseñarme tareas domésticas en nuestros tiempos libres. Yo les devolvía el favor al enseñarles mis mejores movimientos al pelear. Nos faltaban unos cuantos días más para terminar de arreglar ciertos detalles en las habitaciones y la sala de estar, pero habíamos avanzado mucho más que en la primera semana.

Estaba a mitad de entrenamiento con Michael por la mañana cuando mi primo y su novia nos reunieron para anunciar la misión:

—Su objetivo es rescatar a Marie Curie —explicó Kira.

Andrew contuvo una risa y le susurró algo.

—Ah. Mary Cudy —corrigió Kira—. Índigo y sus nombres... —farfulló.

—Mary es una mujer de cuarenta años —continuó Andrew—. Es dueña de una compañía de seguridad privada. Fue secuestrada por saber información que no debía saber.

Andrew nos tendió una fotografía al centro de la mesa de la cocina. Todos estábamos alrededor de ella, hombro con hombro. Necesitábamos una mesa más grande.

En la fotografía se veía a una mujer rubia y ojos castaños. Parecía ser una fotografía para documentos oficiales, ya que no estaba haciendo ni el intento de sonreír. No obstante, por las arrugas alrededor de las comisuras de sus labios, podía decirse que era una mujer que solía sonreír.

Kira colocó otra fotografía en la mesa: un edificio de dos pisos que se extendía a lo ancho de forma desigual, en un claro urbanizado a mitad del bosque. A diferencia del lugar de nuestra primera misión, este sí tenía mayor seguridad. Incluso tenía estacionamiento y lo que parecía ser una cafetería al aire libre.

—Actualmente se encuentra en esta facilidad —señaló Kira—. Este lugar es algo... peculiar. No habrá necesidad de esconder sus poderes en caso de que alguien los vea. Saben de la existencia de la AAD.

La miramos con desconcierto. Jamás se nos hubiera ocurrido que alguien sin poderes podría saber de nosotros. La AAD era muy explícita con sus reglas, dejando en claro que debíamos mantener nuestra magia en secreto.

—Es una organización especial —tajó Andrew, sin dar oportunidad de pedir más explicaciones—. No se espera que entren silenciosamente. Esta misión es muy distinta a la primera. Deberán trabajar en equipo más que nunca, de lo contrario los atraparán y no será bonito para nadie.

—¿Saben qué podría unirnos como equipo? ¡Una fiesta! —sugirió Anthony.

Kira y Andrew se lanzaron una mirada.

—No pueden ir a fiestas. No pueden salir de esta... ejem, de este lugar —ordenó Andrew. Kira lo miró con advertencia, como si hubiera estado a punto de decir algo prohibido. —Tendrán ocho semanas más para unirse aquí mismo. Después podrán ir a las fiestas que deseen.

—Pero, Kira... —suplicó Ryan—. Es la fiesta de Alison. Le prometí que iría. No he hablado con ella en casi dos semanas y si no aparezco en la fiesta, pensará que algo va mal.

Kira suspiró. Nuevamente miró a Andrew, solo que esta vez parecían compartir ideas sin pronunciar palabra. Tal vez tenían un vínculo telepático o tal vez eran tan unidos que podían adivinar los pensamientos del otro.

—La fiesta es después de la misión —apuntó Kira—. Si tienen un mejor desempeño que la misión anterior... tal vez podríamos considerar una excepción.

Anormal | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora