CAPITULO 264 CORTESÍA AMERICANA

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PERSPECTIVA: Namida


Nací en un pueblo nómada de Anubian que mudaba su ubicación cada luna, elegían siempre resguardarse cerca de alguna ciudad o poblado, mantenían las distancias y tan solo se acercaban para comerciar. Nada es para siempre, como semihumanos éramos menospreciados, para la guardia o los Alnabil no éramos tomados en cuenta y solo podíamos valer de nuestra fuerza como seguridad.


Fuimos diezmados en un saqueo por bandidos y atacados en el camino por monstruos, separados y desorganizados, nos tomaron de improvisos cazadores de esclavos de "Hyslamia". Mis padres sacrificaron su vida para darme el tiempo suficiente para huir, corrí, seguía corriendo mientras evitaba mirar hacia atrás, aquellos padres que me dieron todo su afecto y cuidado, los deje a merced de esclavistas, sé que ellos querían eso, pero en el fondo... odie lo que hice y hubiera preferido haber perecido a su lado.


11 años, es lo que tenía en aquel entonces cuando deje a mis padres y camine sola por el vasto desierto, seguí caminando, hambrienta, sola y desamparada, ¿qué sentido tenía seguir viviendo a estas alturas?, no tenia a nadie, ni comida, ni el conocimiento para sobrevivir por mi cuenta. Mi camino eventualmente me llevo a terminar en un inmenso sitio lleno de plantas, arboles de gran tamaño diferente a las palmeras, no era como un oasis, más tarde conocería este sitio como una "jungla".


Caí moribunda en este sitio, había llegado a mi límite, tenía tanta sed y hambre, me di por vencido y me deje llevar, quizás al morir podría volver a ver a mis padres, cerré mis ojos y todo se puso negro. Pero al despertar me encontré con alguien, una muchacha humana casi de mi edad, quizás era uno o dos años mayor que yo, ella me dio agua y comida.


—¿Estas bien? -Me pregunto sin mostrar miedo o desprecio por mi presencia.


La muchacha era escoltada por un hombre de piel blanca, con barba y callejera negra corta, tenia una armadura ligera puesta y dos lanzas como armas, se mantenía a la distancia recostado sobre un árbol, mirándome fijamente, me daba cierto temor.


—No tengas miedo de él, podrá ser atemorizante pero es un buen guardaespaldas en el cual confió -Dijo la muchacha con una sonrisa —Me llamo Amira, ¿Cómo te llamas tú?.


—Na... Namida...


—Namida, ¡es un nombre adorable!.


Cuando perdí a mis padres y a todos mis conocidos de mi pueblo nómada, ya no me quedaba nada, estaba lista para aceptar la muerte, pero su amabilidad y sonrisa... me dieron un nuevo propósito. Ella me dio un nuevo hogar, me hizo parte de su familia y yo era débil, pero no lo seria para siempre, me haría más fuerte, correspondería a su gratitud y la protegería con mi vida, era mi nuevo propósito y mi actual razón para vivir.


—¡¡¡AMIRA!!!


Ante mis ojos, en este preciso momento y en el presente de mi vida, me era arrebatado la persona que más aprecio, a la que jure proteger sacrificándome de ser necesario, el ghrayb... el traidor que profano su confianza y pureza, ¡estaba nuevamente saliéndose con la suya!, y eso... me decepcionaba, llegaría a ella, o moriré en el intento.

Metalord Revolution [Capitulo 201 en adelante]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora