CAPITULO 203 EL LINAJE YUZQUELL (Parte 1)

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PERSPECTIVA: Rozuel Drayt


Al recuperar la luz de mi vista, lo primero que veo es arena, me encuentro tirado sobre el arenoso suelo en posición boca abajo, con una de mis mejillas hundida sobre dicho terreno. Me pongo de pie tan pronto como me es posible, miro a mi alrededor, era de día, me encontraba a solas en un desierto, hasta que volteando me hallo en las cercanías de un poblado con abundante vegetación de palmeras y hierbas.


—Extraño...


El aire que soplaba o el mismo calor del sol, ninguno de los mencionado era percibido por mi piel, era capaz de sentir el propio tacto de mi mano e incluso la arena, pero no lo anterior mencionado. Dejé a un lado aquellas dudas y me dirigí hacia el poblado que había avistado, me llevé una impresión al ver a sus habitantes.


—"Tienen la misma marca que Adil, Amira y su hermana".


Todos los habitantes tenían la tez oscura típica de la gente de esta región, pero lo que más destacaba era el punto purpura que estaba en sus frentes, desde adultos, jóvenes adolescentes e incluso niños como infantes. Si recuerdo bien, toda la clientela de Amira en el "Corazón del Oasis", incluso sus propios guardias, ninguno de ellos lo tenían, hasta puedo agregar a los rebeldes de Adil a la suma.


—"Y aquí hay tantos de ellos" -Pensé con cierta confusión.


El anillo mágico de plata con el cristal turquesa incrustado traductor seguía en mi dedo anular, por lo tanto, podía hablar con alguno y preguntarle en donde me hallaba, dado a que no tenía absoluta idea de a donde fui a parar.


—"Esa maldita chica me trajo aquí y me dejo como si nada a mi suerte" -Con exasperación pensé en ello.


Suspiré calmando mi frustración y luego me dispuse a hablar a alguno de los habitantes del poblado.


—Disculpe...


La persona a la que hablé, era un hombre de contextura delgada y corta cabellera negra, se dirigía hacia donde me encontraba, cuando me dispuse a hablarle, esta me ignora y continuaba su camino hasta chocarme. Pero he aquí la sorpresa, no me toco, me traspaso como si de un fantasma se tratara, me quede atónito unos segundos y probé suerte con un segundo individuo que era una mujer, no me oía y al intentar tomar de su hombro para captar su atención, no hubo contacto físico, atravesé también su cuerpo como si fuera inmaterial.


—¿Qué rayos...?


Del estupor, retrocedí instintivamente y me di con la palmera cercana, o más bien, la atravesé, tampoco hubo contacto, incluso la vegetación era intocable para mi persona, entonces no tarde en entender el contexto de esta situación.


—No son unos fantasmas, ¡yo soy el fantasma aquí! -Concluí.


Mi voz, presencia y el contacto físico eran incapaces de llegar a personas o elementos como plantas, casas o cualquier cosa ajena a la propia arena del desierto, por eso el viento o el calor del sol no eran percibidos en mí, era una existencia negada físicamente en este plano.

Metalord Revolution [Capitulo 201 en adelante]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora