—¡Maldición!
La primera palabra que sale de mi boca cuando noto que el maldito despertador no ha sonado y, por ende, estoy llegando quince minutos tarde a mis clases. De un salto me levanto de la cama, el pequeño cuarto de dos por dos no hace más que reírse de mi inutilidad cuando me golpeo con la maleta y caigo al piso.
—Mierda... —susurro con mi rostro pegado al suelo.
El fin de semana fue muy caótico, mi padre me dejo en las puertas de mi nuevo hogar "Instituto privado Mentalba" y se despidió tan rápido que apenas pude pegar mi boca a su mejilla. Fue un beso un poco deprimente, quería deshacerse de mí y no le dio pena demostrarlo. ¡Y de mi madre, ni hablar!
Ella no se dignó si quiera en acompañarnos, me mandó un mensaje de textos; "Te amo, suerte"
Tomo mi mochila y salgo del cuarto, tengo un ascensor a unos pocos metros, presiono el botón con desesperación, pero parece que no quiere subir... o bajar, no tengo ni idea en que piso estará. Decido ir por las escaleras.
En el verano cometí el error más grande de mi vida, enamorarme de un hombre, y cometí otro error, no hubo piedad por parte de mis padres. No dudaron en buscar un internado y meterme de cabeza, para corregir mi desobediencia.
¿A quién diablos se le ocurre ingresar a su única hija a un pupilo?
¡Exacto a los psicópatas de los Blair!
Pero estoy acostumbrada, siempre buscaron formas para deshacerse de mí, si no estoy con ellos, estoy con mi nana y si no estoy con mi nana, en un internado. Es algo obvio para todos que mi madre no quiso precisamente darme la vida, fui un error y no me molesta que me lo haga saber debes en cuando, es el precio que pagar por vivir con gente exitosa.
¡Si! Soy millonaria.
De hecho, ellos lo son y por tener su apellido puedo presumir que también yo. A no ser que decidan quitármelo y dejarme huérfana.
Abro las puertas del edificio, el aire fresco de marzo golpea mi rostro y corro a toda velocidad por el campus, aferrando mi mochila al hombro. Me detengo en el otro extremo del campus, el edificio de admisión.
—Buen día, disculpe el horario en el que me presente, pero mi despertador no sonó y me temo... —la señora no se hace el tiempo de escucharme y me entrega la plantilla, una clara señal de que cierre la boca y me vaya. —Gracias —le sonrío y corro en dirección a la gran institución.
Le doy una vista rápida a mis materias.
8 am —Algebra.
El que diseño esta institución tenía la gran intensión de que todos anden apurados, y corran de un extremo a otro. Las puertas están abiertas de par en par, pasillos blancos, cerámicos marmolados y relucientes. Tan brillosos que uno puede verse la ropa interior reflejada, bueno, las mujeres que usan faldas... en una de las paredes hay un cuadro de tres metros de alto con el rostro de un hombre y debajo unas palabras alusivas que no tengo tiempo para leer. El fundador.
Chequeo rápido el mapa, mi salón esta arriba, tanto que es el último piso... ¿Algo más dios? ¿Un castigo más?
Veo la hora en mi móvil, 8.40 am. No me dejaran ingresar a la clase, que castigo más grande y capaz corrí tanto para nada, tendría que haberme quedado en la cama.
Siento que algo golpea mi cuerpo, bueno, yo golpeo algo con mi cuerpo y el movimiento es tanto que me deja un poco desconcertada de tiempo y espacio. Pierdo el equilibro y ¡Benditas sean las manos que impidieron que mi cuerpo llegue al suelo!
Sus manos se aferran a mi cintura con tanta fuerza que presiento que habrá hematomas más tarde y que hubiera sido mejor caer al suelo.
—¿Le recetaron bien los lentes? —pregunta con un tono muy desagradable.
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TE DETESTO;
RomanceAnna Blair es una estudiante de 18, esta en el ultimo año de preparatoria y por un incidente de verano, sus padres como castigo la obligan a ingresar a un internado. "Instituto privado Mentalba" Algo totalmente absurdo considerando que esta en su...