Kara es una fotógrafa de vocación y Lena es la programadora en sistemas de LCorp. Ambas se conocen en una fiesta. Y sin saber la identidad de la otra, tienen un encuentro explosivo.
Tiempo después, ambas reciben la noticia de que Lillian Luthor y El...
Ver a Kara discutir por el último postiker es algo que jamás olvidaré. Sam y yo miramos sin saber si reírnos o irnos para dejarlas gritarse sobre quién tenía más derecho en ese último postiker. Fue realmente hilarante y mientras Kara fue a dejar a Alex y Sam en mi auto, yo fui a darme una ducha. Debo decir que la casa de Kara era extrañamente cómoda y me hizo sentir segura saber que estaba conmigo. Luego de hablarlo entre todas, decidimos no decirle nada a mamá o Eliza sobre lo que había sucedido hasta que regresen de su luna de miel en Sudamérica. Salí de la ducha y me estaba secando el pelo cuando la puerta se abrió. Kara se asomó y me sonrió.
—¿Encontraste la ducha agradable?
—Sí, me hizo muy bien. —Dije sonriendo como pude.
Suspiró y se acercó, dejando las llaves sobre la mesa y su bolso. Una vez a mi lado, me envolvió entre sus brazos y suspiré mientras apoyaba mis brazos en sus hombros.
—Voy a decirte algo... Mientras estés conmigo no tienes por qué fingir una sonrisa cuando no la sientes. —Me dijo con ternura—. Hoy permítete llorar, sentirte triste y no tener ganas de nada. Estaré para ti en cada una tus lágrimas y mañana, cuando despiertes, será un nuevo día y te sentirás mejor.
—Gracias...
Fue lo único que pude decirle, aunque ella lo comprendió. Tomó mi rostro con ternura, sonrió y me dió un dulce beso.
—Ven, vamos a meternos en la cama y puedes acurrucarte entre mis brazos.
Asentí y nos pusimos algo cómodo. Ella fue al baño a lavarse los dientes mientras la esperé sentada en la cama. Miré mis manos, recordando el anillo de compromiso que tuve hasta hace muy poco. El solo recuerdo de todas mis cosas rotas en la basura me destrozaba el corazón, ya que fue la forma que Jack tuvo de demostrarme que no signifique nada para él. Pues no rompió nuestras fotos juntos o algo referente a nuestra relación, rompió mis objetos más personales y mis recuerdos más íntimos.
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La puerta del baño se abrió y Kara salió de ahí, encontrándose con mi mirada triste. Me dió una dulce sonrisa y se acercó para meterse en la cama. Se metió bajo las sábanas y me arrimó a sus brazos dónde me dejé caer.
—Ven aquí, dame un abrazo. —Me dijo y me apoyé contra su pecho.
Ella acariciaba mi pelo y me hacía sentir cómoda, cuidada y hasta protegida. Alguien que jamás tuvo una relación sincera porque no le habían dado oportunidad, me estaba dando más cariño que la persona con la que estuve cinco años y hasta estuve comprometida. Está mujer me conoció en una situación tan superficial y sin embargo, cuando supimos quiénes éramos estuvo ahí. Me defendió, me cuidó y demostró no solo desearme sino que sentía cosas por mí. El recuerdo de verla llorando ese día en el lago no se iba de mi mente. Se creyó que la había rechazado, que no quería estar a su lado. Y la verdad es que ella me hace sentir cosas en mí que no comprendo cómo hace para ocasionarme esos sentimientos.
