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A Jisung le habían enseñado que nunca debía confiar plenamente en alguien, que aquellas personas que se le acercan con la escusa de ayudarle, en cualquier momento podría destuirlo.

Él siempre fue muy cerrado, no hablaba con nadie de sus problemas y la mayor parte del tiempo intentaba ocultar su sufrimiento. Sonreía aunque le doliera, como le había enseñado su papá, y nunca dejaba que sus debilidades salgan a flote, se mostraba fuerte y valiente, aunque él sabía que no era así.

Su reflejo en el espejo le recordaba que no era para nada valiente.

Él no tenía problemas de autoestima, sabía que tenía un lindo rostro y que era atractivo, pero él problema era su cuerpo, esa panza que lo hacía ver feo y arruinaba su figura.

No importaba cuánto tiempo se tomé en hacer ejercicio, incluso si no comía nada, su barriga no descendía y eso le fastidiaba mucho.

Volvió a su habitación y con frustración se sacó las prendas que cubrían su cuerpo, para remplazarlas por algo más halgado, que cubría su imperfecciones.

¿Le seguirá importando a Minho si llegará a ver su feo cuerpo? Seguramente no, ¿a quién le importaría una persona gorda?

Él no quería volver a ser el Jisung del pasado, aquel con cachetes gordos del cual todo se burlaron, no quería ser el Jisung al cuál molestaban, no quería volver a ese pasado, y haría cualquier cosa para evitar que la historia se repita.

Agarró su pequeña mochila y metió su teléfono, salió de su habitación, y luego del departamento, para dirigirse a la sesión.

Pasaron dos días después de su visita al hospital, ya estaba mejor, y se sentía más estable. Aunque seguía sintiéndose un poco desganado, no dejaba que nada lo pare, y con una brillante sonrisa en su rostro, caminó hasta la entrada del hotel, en donde el taxi que había llamado lo esperaba. Se subió, y después de indicarle al conductor a donde debía ir, el viaje comenzó.

Se puso la ropa más formal que tenía, peino su cabello, se maquillo un poco, se perfumo y se puso el reloj que casi nunca usaba

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Se puso la ropa más formal que tenía, peino su cabello, se maquillo un poco, se perfumo y se puso el reloj que casi nunca usaba.

Después de tanto tiempo, hoy volvería a reunirse con su familia.

Estaba muy feliz, y no podía deshacer la sonrisa que tenía en su rostro.

Le dió de comer a sus gatos, le envió un mensaje a Yeji, avisandole que regresaría tarde y salió del hotel.

Iría a desayunar con su familia, habían acordado encontrarse en un restaurante en el centro de la cuidad, así que hacía alla iba.

Apesar de que la relación con su familia siempre fue bastante áspera, él seguía intentando mejorarla.

Sus padres no lo apoyaron en su carrera, y mientras a sus hermanos le pagaban todos sus estudios, Minho debía rebuscarse para poder pagarlos, cuando logró recibirse, después de tanto esfuerzo, sus padres ni siquiera fueron a verlo, y así, había muchos sucesso más, en donde Minho siempre era echado a un lado e ignorado por su familia.

Una vez llegó al restaurante, observó desde afuera el lugar, y logró ver a su familia, todavía no habían pedido, al parecer estaban esperándolo.

——Hola, buenos días ——saludó con amabilidad, y se sentó.

Sus hermanos solo saludaron con un asentimiento de cabeza, sus padres le sonrieron falsamente y después continuaron hablando entre ellos, solo su hermana fue quien le sonrió de manera verdadera y lo abrazó, repitiendole varias veces que lo había extrañado.

Unos minutos después de que él llegará, dos meseros llegaron con la comida.

Ni siquiera lo habían esperado para ordenar...

——Yo pedí un ice americano y unas medialunas para ti, Minmin ——le avisó Soojin, y Minho le sonrió.

Cuando el mesero se marchó, todos empezaron a comer, creando un silencio  incómodo en la mesa.

——Que raro que Minho no huele a cigarro, ¿no? ——comentó Junseo; su hermano mayor.

——Lo dejé ——murmuró.

——Por fin haces algo bueno ——agregó su padre——. Tenías todo para poder ser alguien digno, pero decidiste el peor camino.

Minho no respondió.

——A tu edad yo ya tenía una casa propia, estaba formando una familia con tu madre, ¿y tú? Estoy seguro que no dejaste esas mierdas, debes seguir con esos amigos drogadictos que tenías...

—— Cariño, comamos tranquilos ——susurró su madre, intentando calmar a su padre.

——Tú quisiste invitarlo, solo tú, nadie más quería que este aquí así que no te quejes, Jiwon.

——¡Papi no digas eso, haces que Minho se ponga mal! ——exclamó Soojin, asustada al ver unas lágrimas correr por el rostro de su hermano.

——Ellos y tú han tenido todo desde arriba. Yo tuve que esforzarme para tener todo lo que tengo ahora, y perdón por no poder ser lo suficientemente bueno para ti, yo ya te he perdonado por no ser un buen padre,  espero que en algún momento puedas perdonarme por no ser el hijo perfecto que deseas.

Abrió su billetera y dejó una gran cantidad de billetes en la mesa, le dio un beso en la mejilla a su hermana y salió del local, dejando que sus lágrimas salgan al igual que su dolor.

Se arrepiento de inmediato de haber dicho eso, así que una vez estuvo en el auto, le envió un mensaje a su padre pidiéndole perdón, volviendo a perder aquella valentía que logró construir hace unos minutos atrás.

Nunca podría ser suficiente para su padre, ni para él mismo, nunca lograría tener la valentía para romper esa dependencia que tenía por obtener su aprobación.

Nunca podría ser suficiente para su padre, ni para él mismo, nunca lograría tener la valentía para romper esa dependencia que tenía por obtener su aprobación

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