Capitulo 6: De la mano de los sueños

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Actualización de los miércoles (dos capítulos a ver si se animan a votar y comentar 😊🙄)


— A ver, ¿el rojo o el amarillo?

Seguí distraída mirando la gente caminar tras el escaparate de la tienda. Oía la voz de Esther más no le prestaba atención del todo. La moda, los vestidos y todo eso de ir de compras ya había perdido la gracia para mi.

—  ¡Aitana!

— Cualquiera, a ti todo te queda bien.

— Sigues enojada conmigo, ¿Verdad?

Levanté la mirada extrañada

— ¿Por qué tendría que estarlo?

Mientras miraba una lencería embelesada contestó.

— Por lo de Fernando. Eso de que me besó y eso...

— Tú lo besaste

— ¿Perdón?

Algo mosqueada suspiré

— Lo besaste tú pudiendo hacerlo con cualquier tío del campus que están detrás de ti como idiotas. Nunca te interesó Fernando hasta que te dije que me gustaba.

Esther puso los ojos en blanco y si sin prestar mucha importancia siguió mirando mirando prendas de ropa comentando totalmente despreocupada que Fernando no le importaba y si quería podía intentar andar con él. Quería decirle tantas cosas, cuestionarle la amistad que teníamos, decirle que no entendía como pudo meterse con el hombre que me interesaba y seguir como si nada, pero al final comprendí todo..., Esther era bella, popular y todo lo que un hombre deseaba. Nada más de verla, los hombres derramaban la baba.

— Sabes que sucede Aitana, no soy culpable de tener belleza y seguridad de mi misma. Tal vez si no fueras tan tímida, Fernando te hubiera besado a ti en lugar de a mi. ¿Vas a estar toda la vida con eso? Ya déjalo ir y toma..., me gusta el rojo. Está en oferta.

— No tengo dinero. Si lo quieres tendrás que comprarlo tú. Ah y tampoco podré seguir pagando tu universidad. Ahora tengo que trabajar, pagar mis cosas. Hay becas en la universidad, quizá te den una.

— ¿Es por venganza no? Crees que sacándome de la universidad, me alejarás de Fernando.

Sonreí con cierto sarcasmo y fingiendo no entender de qué hablaba, respondí.

— Somos amigas, sin importar qué. Jamás haría algo que te dañe, pero no puedo seguir manteniéndote. Nos vemos en clases mañana. Tengo cosas que hacer.

Agarré mi bolso y pretendí irme de la tienda pero antes de irme, Esther me miró y buscando seguir en este hilo donde éramos amigas y compartimos todo incluso los ligues donde siempre salía yo perdiendo. Me invitó a su casa esa tarde  y aunque no tenía ganas de ir, era mejor qué  estar en la mía y toparme con Ryan. La vida era tan distinta que ahora tenía que trabajar, ganar dinero y buscar cómo valerme por mi misma. Alicia me había dejado sin dinero, pero en cierta manera le daba sentido el levantarme todas las mañanas respirando, trabajar, sentirme útil. Para Sandra yo era todo lo contrario, una malcriada inútil que apenas sabía archivar papeles. El primer día de trabajo fue horrible y más con los constantes regaños de Sandra. Mientras me miraba como ordenaba el que sería mi nuevo despacho, cruzó los brazos mirándome con suspicacia.

— Odias a Alicia, no entiendo qué haces aquí.

— No la odio, solo no la soporto, pero no la odio y pues..., necesito dinero.

— Pues tienes mucho trabajo. Alicia ha dejado sus citas desordenadas. Se ha ido como un torbellino de viaje y tú te encargarás de tener todo listo para cuando ella regrese. Yo tengo que irme a Barcelona a resolver unos asuntos en la delegación de allá.

Para no decirte adiós  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora